A pesar de sus promesas de campaña de deportar a millones de inmigrantes indocumentados, el ritmo de deportaciones en Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump muestra lo contrario.
Según un análisis de CNN basado en datos de vuelos de deportación, la cifra de expulsiones no ha aumentado significativamente, lo que indica que las dificultades operativas y los recursos limitados han sido factores clave en la implementación de esta política.
El impacto de los vuelos de deportación en la administración Trump
De acuerdo con los datos recopilados por Witness at the Border, un grupo que monitorea los vuelos de deportación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el número de vuelos hasta ahora es similar al registrado durante el mandato de Joe Biden. Esto contradice la expectativa de deportaciones masivas promovida por la administración actual.
Sin embargo, para acelerar el proceso, el gobierno ha recurrido a una nueva estrategia: utilizar aviones militares para deportar inmigrantes que cruzaron recientemente la frontera. Aunque esta medida ha incrementado la capacidad de expulsión, también ha representado un mayor costo en comparación con los vuelos comerciales utilizados por ICE.
¿Qué países reciben más inmigrantes deportados?
Si bien ha habido ligeros cambios en los destinos de los vuelos de deportación, los principales países receptores de inmigrantes deportados siguen siendo:
- Guatemala
- Honduras
- El Salvador
Estos países han sido históricamente los principales destinos de repatriación bajo distintas administraciones presidenciales.
Además, en 2025 se han sumado 14 nuevos países a la lista de naciones que reciben deportados desde Estados Unidos, lo que sugiere nuevos acuerdos bilaterales. Entre estos, destaca Venezuela, donde el gobierno estadounidense ha reiniciado los vuelos de deportación tras alcanzar un nuevo pacto diplomático.
Expulsiones a través de la frontera con México
Además de las deportaciones por vía aérea, la administración Trump ha fortalecido las expulsiones terrestres a través de la frontera sur de Estados Unidos. Como parte de sus estrictas restricciones de asilo, un gran número de migrantes han sido enviados directamente a México, lo que ha incrementado las tensiones en la región.
Esta estrategia, combinada con el uso de vuelos militares, ha permitido a Trump mantener una política migratoria agresiva sin que las cifras de deportación aérea aumenten drásticamente.