La legítima defensa es una posibilidad que la ley da a los ciudadanos para defender la vida, así como las pertenencias, propias o ajenas.
Sin embargo tiene limitantes, que de sobrepasarlas pueden generarle una sanción al considerarse un uso excesivo.
La ley define a la legítima defensa como repeler una agresión real, actual e inminente, sin derecho a hacerlo, por poner un ejemplo que alguien intente adueñarse de su casa sin que este de por medio una orden judicial.
Así lo ejemplifica el abogado penalista Daniel Vergara “Si derivado de la agresión, ella ya puso al sujeto activo bajo control y le siguiera ejecutando diversos disparos de arma de fuego, ya no se acreditaría la legítima defensa”
Además, establece que debe ser proporcional el medio para defenderse, en relación al que utilice el atacante, no tener ventaja.
¿Cuándo es excesiva la legítima defensa?
Una vez que ha repelido el ataque o neutralizado a su agresor, no debe continuar agrediéndolo o rematarlo, porque sería considerado uso excesivo.
Esa figura está contemplada en el Código Penal Federal y los estatales, se considera una causa de exclusión del delito, ya que al realizarlo usted será detenido, pero al acreditarse que fue en legítima defensa, no será condenado como responsable.
Con respecto a situaciones de crisis extrema, en la cual la persona que se defiende perdiera la noción de lo que está llevando a cabo, por el estado en el que encuentre derivado del peligro que enfrentó, no hay mayor especificación en la ley, así lo explica el abogado Luis Simón Herrera Bazán “Sin embargo, la ley no es del todo clara, para poder establecer cuando es desproporcional esa legítima defensa. Es muy fácil que nosotros donde estamos sentados leyendo el expediente, conociendo los hechos, como los explican los testigos. A lo que realmente sintió la persona al momento de ejercer esa legítima defensa”
La legítima defensa no debe ser utilizada para ejercer justicia por propia mano, tampoco como un pretexto para causar daño de manera premeditada.
