Mantener un estilo de vida saludable define la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura, así como del sistema de valores en los que vive, en relación con los objetos, expectativas, normas e inquietudes que lo rodean. Por el contrario, no mantener este equilibrio podría traer graves consecuencias a la salud física y mental de cada persona.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud ( OMS ) los hábitos saludables son todas aquellas conductas que se asumen como propias en el día a día de una persona. Estos comportamientos inciden positivamente en el bienestar físico, mental y social de los individuos, ayudando a mejorar la calidad de vida.
Los hábitos de una vida saludable se pueden resumirlos en actos básicos como consumir una dieta equilibrada, tener una higiene personal adecuada, así como:
- Mantener un patrón y una calidad de sueño óptimo.
- Realizar ejercicio físico cotidiano.
- Evitar fumar, consumir drogas y beber alcohol.
- Mantener una actitud positiva.
- Evitar el estrés innecesario.
Implicaciones de no llevar una vida saludable
En la actualidad se ha incrementado el número de enfermedades degenerativas a causa de estilos de vida deficiente. Tan solo en México, durante 2022, se estima que 14 millones de adultos de 18 años o más viven con diabetes , un aumento del 10% en los últimos dos años.
Las consecuencias de no llevar una vida saludable van a mediano y largo plazo, causando incluso daños irremediables a la salud, como:
- Enfermedades del corazón, incluyendo enfermedad coronaria e infarto
- Presión arterial alta
- Sensación de cansancio o falta de energía
- Sedentarismo
- Deterioro del cuerpo
- Muerte prematura
- Mayor riesgo de padecer enfermedades y trastornos como obesidad, enfermedades cardíacas, ansiedad o depresión
Para evitar las problemáticas a la salud, se recomienda dejar de lado la vida sedentaria, comenzar con el ejercicio físico y mantener una alimentación equilibrada.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aconseja 150 minutos de ejercicio físico a la semana o 30 minutos diarios de actividad aeróbica, así como reducir el tiempo que pase sentado.
