Comer en la calle: ¡Una tradición arraigada en la cultura mexicana!

Comer en la calle es más que solo una estadística. Es una experiencia cultural única, una forma de conectar con la comunidad y disfrutar de sabores auténticos.

Por: Ilse Lorena Trejo y Ollinka Méndez

Para muchos mexicanos, comer en la calle no es solo una opción para saciar el hambre, sino una verdadera tradición cultural que se ha transmitido de generación en generación. Un comensal lo resume a la perfección: “Es que sí, es que siempre por donde quiera que vayamos. Siempre comemos en la calle”.

Esta arraigada costumbre se refleja en las estadísticas: más del 40% de los mexicanos come una o dos veces por semana en la calle. De hecho, el 17% de la gente desayuna fuera de casa, el 35% prefiere la cena, pero el momento favorito del día para los comensales callejeros es la comida, con un 48%.

¿Y qué comemos en la calle?

La variedad es amplia, pero algunos de los platillos más populares son los tacos, tortas, nachos y pizzas. Un comensal comparte su experiencia: “Me encantan los nachos, gasto entre 200 y 400 pesos a la semana. Yo como mucho las pizzas, tacos de canasta, cuando se me antojan. También hay muchas tortas, tacos, es como lo que más como”.

Más allá del gusto, la necesidad, el tiempo y la economía también son factores importantes que impulsan esta tradición. “Sí, sí es algo que nos puede ayudar a nosotros como familia a no gastar tanto”, comenta un comensal. “Hay personas que vienen a comer y dicen es que tengo 10 minutos y hay personas que vienen a comer y te dicen, tengo 40 pesos”, apunta un vendedor.

A pesar de la diversidad de comensales, los vendedores conocen bien a su clientela: “Pura estudiante, mayormente son estudiantes”, comenta uno de ellos. “Tenemos arquitectos, ingenieros de las obras, temas, obreros de los bancos, aquí es de una diversidad de personas muy extensa”, mencionan algunos.

Latinoamérica y su tradición de comer en la calle

Millones de mexicanos disfrutan de esta tradición a diario, a pesar de que nuestro país está por debajo del promedio global de comensales callejeros. Turquía y Austria son los países que más comen fuera de casa, seguidos de España. En América Latina, México se ubica por detrás de Brasil y Perú.

Sin embargo, para muchos mexicanos, comer en la calle es más que solo una estadística. Es una experiencia cultural única, una forma de conectar con la comunidad y disfrutar de sabores auténticos a precios accesibles. Es una tradición que, sin duda, seguirá viva por muchos años más.

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