Entre lo artesanal y la extinción: El oficio de los chicleros en Solferino, Quintana Roo

Don Nico García, es uno de los últimos chicleros en Solferino, Quintana Roo, quien a sus 70 años sigue trepando árboles para extraer chicle de manera artesanal.

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Por: Jorge Berthely- Iveth Ortiz

Ante los rayos del sol y con un camino lleno de experiencias, Don Nico García Canul, a sus casi 70 años, es uno de los últimos chicleros que quedan en la localidad de Solferino, en el municipio de Lázaro Cárdenas, Quintana Roo . Este oficio, que antes era vital para la economía de la región, hoy se encuentra al borde de la extinción.

Debido a la modernización y al cambio en las demandas del mercado, son pocos que han continuado con esta tradición milenaria, como Don Nico, quien desde las alturas ha visto el mundo cambiar, dedicando toda su vida a recolectar resina para preparar el chicle artesanal .

¿Qué hacen los chicleros?

En la primera mitad del siglo XX, la extracción de chicle era una de las actividades más importantes en el sureste mexicano. El chicle, una resina natural proveniente del árbol del chicozapote, se utilizaba como base para la goma de mascar.

Pronto, Solferino, Quintana Roo, se convirtió en uno de los principales puntos de extracción de esta materia prima, por lo que muchos, como Don Nico, aprendieron del oficio gracias a sus padres y abuelos.

“Nosotros no estudiamos, entonces no había maestros cuando crecimos”, comenta Don Nico, quien se dedicó al monte, cortando madera y extrayendo chicle para ganarse la vida.

¿Cómo se prepara el chicle artesanal?

A sus 70 años, Don Nico emprendió su camino diario, caminando varios metros para encontrar los zapotes, los árboles del chicle que aún muestran las marcas de haber sido picados hace una década. Con una destreza digna de quien ha dedicado más de 40 años al oficio, mostró para Fuerza Informativa Azteca (FIA) todo el proceso de elaboración.

Con machete en mano, se corta la corteza del árbol para que la resina fluya por una canaleta y se recoja en bolsas de lona. Tras ser recolectada, la resina se cocina a fuego lento hasta volverse una masa gomosa que posteriormente se estira y forma.

“El finado de mi papá, mi papá nos enseñó, así nomás en ver en cómo lo estaba haciendo él, me puse a practicar y a practicar hasta que lo aprendí”, relató Don Nico, quien se dedicó al monte, cortando madera y extrayendo chicle para ganarse la vida.

El oficio del chiclero en peligro de extinción en Solferino, Quintana Roo

¿Cuántos de nosotros no podemos vivir sin nuestras gomas de mascar? La industria del chicle se han ido modernizando, haciendo que el oficio del chiclero vaya desapareciendo poco a poco. Nelson García, sobrino de Don Nico, señala que él es uno de los pocos que sigue la tradición: “Soy el último que aprendió a trabajar con chicle. Los más jóvenes ya no lo hacen porque el trabajo está desapareciendo”.

La disminución de la demanda de chicle natural, junto con la modernización de la industria, ha llevado al declive de esta práctica. Hoy en día, es difícil encontrar nuevos chicleros que deseen aprender este arduo trabajo, que no solo implica largas horas bajo el sol, sino también el riesgo de subir a grandes alturas.

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