“Charros 21" es el primer equipo de charrería para niños con síndrome de Down

“Charros 21" es el primer equipo de charrería en México que está formado por niños y jóvenes con Síndrome de Down, mismo que celebra la tradición y la inclusión.

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Por: Daniela López

La charrería, una tradición mexicana que combina habilidad, destreza y pasión, se ha convertido en un método de inclusión y superación para muchos. Un ejemplo destacado de esta inclusión es el equipo “Charros 21”, el primer grupo de charrería en México formado por niños y jóvenes con Síndrome de Down, también conocido como trisomía 21. Este equipo no solo representa un símbolo de orgullo para San Luis Potosí, sino que también promueve la igualdad y la celebración de la diversidad.


“Sabemos que el subirte a un caballo, no es nada fácil, entonces imagínese lo que tiene en ellos de beneficio el saber que están dominando 1 caballo de 400-500 kilos, pues automáticamente le sube la autoestima. Les ayuda mucho también en su coordinación, motricidad de ir sabiendo para dónde dirigir el animal, saber que depende de él el comportamiento del caballo”, señala Jorge Veloz Huerta, entrenador.

¿Cuántos nacimientos de niños con Síndrome de Down hay al año en México?

De acuerdo con datos de la Secretaria de Salud Federal (SSa), al año se registran 740 nacimientos de niños y niñas con esta afección genética en México.

El nombre de “Charros 21” simboliza con orgullo la fortaleza, la identidad y el orgullo mexicano de sus miembros, demostrando que la pasión y el compromiso no tienen límites. Luis y Toño son ejemplos vivos de esta determinación. Al unirse a “Charros 21”, han encontrado no solo seguridad y confianza, sino también un beneficio motriz significativo.

El equipo les brinda la oportunidad de fortalecer su cuerpo, mejorar sus habilidades y disfrutar de un crecimiento integral a través de la charrería.

“Le ha dado mucha seguridad estar en el equipo y él este adora estar practicando la charrería, él es el primer charro completo y ha realizado todas las actividades de un charro completo”, señala Karla Cruz, mamá de Luis.

“Cuando veo en una charreada que él se avienta solo de un caballo hacia otro. Bueno, pues ya se imaginarán mis gritos en la porra, realmente para mí fue un paso muy grande, él tiene cinco añitos y él solito se impulsa”, dice Edith Miriam, mamá de Toño.

La historia de “Charros 21” es un recordatorio de que la pasión y el compromiso no tienen límites, además de que pueden ir de la mano con la inclusión.

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