Hace un par de semanas escribí en este mismo espacio una columna que generó polémica. En este texto, utilicé como referencia a la película La Zona de Interés y comparé la situación que se vivía en Sinaloa como a la de un campo de concentración y a su gobernador, Rubén Rocha Moya como un administrador Nazi que vivía muy tranquilo detrás de un muro mientras su población era asesinada diariamente. Pues resulta que mis palabras no fueron exageradas.
Porque sí, todos supimos lo que ocurrió el pasado domingo en el Zócalo, cuando la presidenta Claudia Sheinbaum convocó a los ciudadanos a defender el T-MEC bajo el argumento de la protección a la “soberanía”.
Bueno, hasta vimos como integrantes de peso tales como Ricardo Monreal, Adán Augusto o Luisa María Alcalde ignoraron a la presidenta por tomarse una foto con el hijo del expresidente López Obrador.

Encuentran hornos clandestinos en un rancho en Teuchitlán, Jalisco
Pero déjame decirte lo que muchas personas ignoraron y es que mientras el gobierno hizo este show mediático—gastando nuestro dinero—, en un rancho ubicado en Teuchitlán, Jalisco, colectivos de familiares de personas desaparecidas encontraron hornos clandestinos en un centro de adiestramiento del Cártel Jalisco Nuevo Generación (CJNG).
Ahí encontraron más de 400 zapatos, ropa, mochilas, pertenencias de personas que fueron asesinadas e incineradas por el crimen organizado.
Lo “curioso” está en que este predio fue —supuestamente—asegurado por la Guardia Nacional en septiembre del año pasado, pero no fue resguardado. ¿Entonces por qué las autoridades no le dieron seguimiento al caso? ¿Por qué no descubrieron este macabro hallazgo?

El testimonio de un joven que huyó del campo de exterminio es para quedarse helado: Le decían la “escuelita del terror”, había un área de cocina, otra para desmembrar los cuerpos. Los instructores les hacían pelear entre ellos para ver quién era más fuerte, muchos no aguantaban y si se quejaban los asesinaban. Los obligaban a cavar fosas donde quemaban los cuerpos… algo muy parecido a un campo de concentración.
¿Qué te recuerda la foto de la izquierda? Así es, al museo del campo de concentración de Auschwitz.
No solo Sinaloa es un campo de concentración
Sí, mientras en la Ciudad de México vimos folletos, posters y hasta lonas con el lema “México unido, no a los aranceles”, todos los políticos aliados al gobierno estaban participando y aplaudiéndole a la presidenta en el Zócalo, formando parte del espectáculo de circo.
¿Y saben quién también estaba ahí? El gobernador que tiene a su estado en una guerra, Rubén Rocha Moya, quien sigue creyendo que a las personas nos ve la cara diciendo que en Sinaloa se “vive bien”.
¿No les enoja? ¿Que mientras hay familias sufriendo por la violencia incontenible en muchos estados, los gobernadores se anden tomando fotos en el Zócalo “celebrando” que nos aplazaron los impuestos por un mes más?
México, es una gran nación, soberana y libre. En Sinaloa, reconocemos el liderazgo de la presidenta @ClaudiaShein, su compromiso con el pueblo y la defensa de los derechos de las y los mexicanos. En unidad, nuestro país avanza en el camino de la transformación. ¡Viva el pueblo de… pic.twitter.com/di0369KDIn
— Rubén Rocha Moya (@rochamoya_) March 9, 2025
Hoy acepto que me apresuré al decir que Sinaloa era un campo de concentración; porque no solo es ese estado, es Jalisco, es Veracruz, Guerrero, Chiapas. No son exclusivos a un solo lugar. ¿Cuánto más podemos tolerar esto como sociedad?
Es evidente que lo que se vive en el país es similar a una de las épocas más oscuras de la humanidad. Al igual que en la Alemania nazi, donde la indiferencia y la impunidad permitieron que atrocidades como el Holocausto ocurrieran, hoy en México, la violencia y la desaparición de personas se han vuelto comunes.
No nos tenemos que trasladar hasta Alemania para que nos indignemos por atrocidades de este calibre, porque es innegable que México se ha convertido en un campo de exterminio y que el Estado no hace nada para remediarlo.