Hablar de cambio climático siempre genera un nudo en la garganta. Es el llamado de atención a lo que todos sabemos que está pasando.
Lo estamos viviendo y padeciendo y todavía no entendemos, y mucho menos aceptamos la cruel realidad de los estragos de la crisis climática.
Aunque los resultados de las investigaciones científicas son alarmantes y preocupantes, todo parece indicar que, aunque muchos las reconozcamos, existen, sin embargo, muchos más que no las creen y no le dan importancia.
Estamos en una lucha común y nos estamos quedando sin tiempo. Es una lucha global, con toda la población mundial involucrada
Los gobiernos necesitan reformar la infraestructura, poniendo la sostenibilidad en el centro de la política.
¿Podemos mirar con esperanza a la celebración de la COP 26?
La mayoría dirá que es un fracaso anunciado. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo como el planeta se incendia.
Estamos en una situación en la que vuelas o caes. Y aun así nadie hace nada. Pero si traigo a la mesa el beneficio de la duda, ojalá los resultados de esa reunión tan incierta y desafiante, beneficie el futuro del planeta y la existencia de la humanidad.
El éxito o el fracaso de esta cumbre mundial del cambio climático, la COP26, es como lanzar una moneda al aire.