En América Latina mutó un gen que va de país en país. Parece que no aprendemos de los errores del de al lado, porque la historia se repite una y otra vez. Y no saber por quién elegir entres dos opciones, es cada vez más común, junto a la frase de: “voto por el menos malo”.
Está pasando ahora mismo en Brasil.
Por un lado el izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva, que regresó con fuerza a la primera plana política, después de pasar 580 días en prisión. Y por el otro lado está el ultraderechista Jair Bolsonaro que dejó claro que tiene una fuerza electoral importante.
Lula se adueñó del norte. Y Bolsonaro del Sur.
Ambos medirán su fuerza, una vez más, el 30 de octubre y América Latina observa con atención a la democracia más poblada de la región. Es la votación más importante en décadas para el país más grande del sur de América, con 217 millones de habitantes.
Brasil se enfrenta a una serie de desafíos, como las amenazas medioambientales, el aumento del hambre, una economía tambaleante y una población profundamente polarizada.
¿Quién terminará conquistando el voto brasileño?
La estrategia de Lula, la misma, es de izquierda así que aumentará impuestos a los ricos, ajustará el salario mínimo mensual para hacer frente a la inflación, revivirá su plan de vivienda para los pobres y promete el regreso de los días de gloria. Esos en que Brasil era un éxito en exportación de materias primas.
Que nadie se olvide que este expresidente de Brasil fue sentenciado a más de 20 años de prisión por cargos de corrupción . Al final lo salvó ¿la justicia?
Bolsonaro también apunta a los pobres, ofreciéndoles dinero en efectivo mensual para mitigar las penurias. Creación de empleos, recortes fiscales e inversión tecnológica.
Que nadie olvide que este es el hombre que quiere acabar con el Amazonas.
En definitiva, los brasileños tienen un gran dilema.
