Arte y empoderamiento: La tradición del bordado en punto de cruz

Más allá de una artesanía, el bordado en punto de cruz es un arte arraigado a nuestras tradiciones; pero para María del Pilar es una forma de empoderamiento.

Por: Maxi Peláez-Iveth Ortiz

María del Pilar Robles, conocida cariñosamente como Mari Pili, ha convertido el arte del bordado en punto de cruz en una forma de expresión, arte y empoderamiento. Desde hace 24 años, se ha convertido en una experta en crear obras de gran detalle y bellezas que van desde imágenes religiosas, hasta recreaciones de grandes obras de arte.

Una tradición que se introdujo después de la conquista española, pero las comunidades indígenas adaptaron para reflejar su propia cultura, sus costumbres y su cosmogonía, y que hoy en día persiste.

¿Qué es la técnica de bordado en punto de cruz?

El punto de cruz es una técnica de bordado que exige precisión y dedicación, la cual consiste en hacer puntadas en diagonal para crear una figura en forma de equis o “x” en cualquier tipo de tela. Cada obra puede tomar desde unas pocas horas hasta varios meses, como es el caso de Mari Pili.

“Puedo hacer desde un bordado que tarde 2 horas hasta un bordado que tarde hasta 8 meses. Acabo de entregar un bordado que se llama Campos de Cipreses del pintor Vincent van Gogh y es muy laborioso”, narró Mari Pili para micrófonos de Fuerza Informativa Azteca (FIA).

Para María Pilar, cada puntada es una manifestación de su esfuerzo y dedicación, y como buena autodidacta, ha logrado perfeccionar su técnica y hoy domina una variedad de temas, desde rostros familiares y paisajes hasta retratos de culturas y animales salvajes.

Más que un Pasatiempo: El arte del bordado en punta

Mari Pili empezó a bordar cuando nació su nieta, y con el tiempo, esta práctica se ha convertido en su refugio y una forma de liberarse del estrés. Para ella, el bordado es mucho más que un pasatiempo; es una actividad que le permite expresar sus emociones, pero también llevar su creatividad a otro nivel.

“Adiciono a los bordados algunas otras cosas por ejemplo la chaquira, eso hace que le de más luz, más vitalidad a cada cuadro. Esos puntitos son chaquira…el bordado para mí es todo” relató Mari Pili.

Hasta la fecha, Mari Pili ha completado cerca de 160 obras en punto de cruz. Estas no solo embellecen su hogar, sino que cuentan historias, capturan momentos y reflejan su talento artístico. Como buena maestra, ahora esta bordadora busca traspasar las paredes de su hogar y compartir el bello legado del bordado en punto.

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