Desde hace unas cuantas semanas, una ola de pintura rosa ha empapado las calles del mundo. La vemos en bolsos, blusas, camiones, aviones y hasta en tacos y elotes. Pero no crean que cualquier rosa, eh, sino el legendario rosa Barbie, que por años ha distinguido a la famosa muñeca.
Y es que, como sabemos, y si no lo saben, aquí se los contamos, la película de Barbie se estrenará el próximo 20 de julio. Un live action dirigido por Greta Gerwig y protagonizado por Margot Robbie y Ryan Gosling. Sin embargo, más allá de escribir acerca del estreno del verano, es importante remitirnos a la influencia que Barbie ha tenido en niñas y mujeres desde hace seis décadas.
¿Quién no pasó horas creando historias con una Barbie? ¿Quién no murió de ternura alguna vez con los zapatos, ropa y mini accesorios que le incluyen en la caja? ¿Acaso alguna niña no deseó que los outfits de la muñeca se confeccionaran a su tamaño para poder lucirlos?
Barbie ha sido inspiración para miles de niñas, que lejos de querer jugar “a la mamá” con bebés de juguete, casitas y juegos de té, decidieron imaginarse como doctoras, maestras, chefs o modelos en épocas donde solo podían aspirar a casarse y procrear.
Y claro, nos guste o no, no todo ha sido perfecto con la muñeca creada en California, porque además de representar un “peligro” de empoderamiento para las mujeres en Medio Oriente, por lo cual ha sido prohibida en países como Irán, Barbie también ha influido en los estándares de belleza femeninos. Cabello rubio, cuerpo sumamente esbelto, y maquillaje sofisticado, han sido los presuntos culpables de los problemas de imagen que, sobre todo, mujeres y niñas en occidente han padecido.
Tanta es la belleza idealizada de la muñeca, que personas gastan miles de dólares en cirugías para parecerse a ella, o en dado caso, a su inseparable Ken.
Sin embargo, no creo que la culpa sea totalmente de Barbie, ni de Mattel, porque, vamos, habrá que ser o muy inmaduro para dejarse llevar por un producto de fantasía, o muy irresponsable como para permitir que tus hijas basen su bienestar en estándares inexistentes.
Paradójicamente, y dada la polémica, Mattel ha decidido ir transformando paulatinamente a Barbie. Cada vez tiene rasgos más apegados a un cuerpo humano real, e incluso, en 2016, se lanzó una línea con tres siluetas diferentes, además de la clásica, terminando de una vez por todas, con las quejas de cientos de personas que no pueden soportar no verse representadas en un pedazo de plástico.
Fashion icon por excelencia, Barbie seguirá adaptándose a las revoluciones sociales, a las tendencias y a las necesidades de este planeta, eso sí, sin dejar de recordarnos que todas tenemos la capacidad de ser lo que queramos ser, así seamos el resultado de la combinación más alocada de habilidades y estilos.