Balas perdidas: Un peligro silencioso que puede cobrar vidas

Disparar al aire es una práctica peligrosa que cobra vidas inocentes. México enfrenta una grave crisis por balas perdidas. Historias reales exponen el peligro.

Por: Édgar Galicia y Ollinka Méndez

La práctica de disparar al aire durante celebraciones , lejos de ser inofensiva, representa una grave amenaza para la vida humana. Balas perdidas que emprenden un viaje ascendente, impulsadas por la fuerza de la detonación, describe una parábola en el aire antes de caer con una fuerza letal.

A pesar de que una bala pierde velocidad a medida que asciende, su peso le confiere una energía cinética considerable. Al descender, esta energía se transforma en una fuerza capaz de perforar objetos sólidos y causar lesiones graves, incluso la muerte. La velocidad con la que una bala perdida puede caer varía entre 150 y 200 kilómetros por hora, lo que la convierte en un proyectil altamente peligroso.

Niña recibe dos balas perdidas mientras viajaba en transporte público

Megan, una niña que se encontraba en su habitación, experimentó de primera mano las consecuencias de una bala perdida. Un proyectil penetró el techo de su casa y se alojó en su cabello, causándole un gran susto. “No sentí nada al principio”, relata Megan, “pero luego me desperté en una ambulancia”.

La madre que llevó a su hija al médico tras ser herida por una bala perdida. La pequeña ingresó al consultorio con el rostro hinchado y sangrando profusamente, dejando a su madre profundamente traumatizada.

Estas historias ponen de manifiesto la gravedad de un problema que afecta a muchas comunidades. Según un estudio realizado por el Centro Regional de las Naciones Unidas para la paz, el desarme y el desarrollo, México ocupa el segundo lugar en América Latina , después de Brasil, en cuanto a incidencia de lesiones y muertes causadas por balas perdidas.

Balas perdidas en Chicago alcanzan a dos personas inocentes; una de ellas está a punto de perder la vida

A pesar de las evidencias científicas y los casos trágicos, la práctica de disparar al aire persiste en muchas regiones del país. Si bien el artículo 10 de la Constitución Mexicana reconoce el derecho de los ciudadanos a poseer armas para su seguridad y legítima defensa, esta prerrogativa no se extiende a la realización de disparos al aire durante celebraciones.

Es fundamental comprender que cada bala disparada al aire representa una amenaza potencial para la vida de alguien. Al celebrar, es importante hacerlo de manera responsable y respetuosa con los demás. La pérdida de una vida humana no es un precio que deba pagarse por un momento de alegría. Reflexionemos sobre nuestras acciones y evitemos convertir una celebración en una tragedia.

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