Una nueva cepa de Covid-19 aparece en el horizonte, con características que han causado preocupación entre la comunidad científica internacional y es que ya ha sido reportada en al menos 11 países.
La cepa recibió el nombre de B1525, y de acuerdo con las primeras investigaciones de la Universidad de Edimburgo, se han detectado casos en al menos 11 países, incluyendo Reino Unido, Dinamarca, Estados Unidos y Australia. Los primeros rastros de esta variante datan de diciembre del año pasado, en el Reino Unido y Nigeria.
De acuerdo con reportes de medios internacionales, el equipo de expertos señaló que esta cepa cuenta con similitudes genómicas a la variante de Kent, nombrada B117, además de otras mutaciones que han sido motivo de alarma, incluyendo la misma mutación de la variante E484K en el pico de proteína, lo que le permite al virus entrar a las células sanas para infectarlas. Esta mutación ha sido detectada en las variantes sudafricana y brasileña, y se cree que esta característica ayuda al virus a evadir anticuerpos neutralizantes.
El doctor Simon Clarke, investigador asociado de microbiología celular por la Universidad de Reading, declaró que aún no son claros los efectos que estas mutaciones puedan causar en la infección y hasta ahora se desconoce si esta variante pueda ocasionar una enfermedad más grave, pero se ha demostrado que la mutación E484K le ha otorgado a la variante sudafricana cierto grado de resistencia ante vacunas.
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PREOCUPA POSIBLE RESISTENCIA A VACUNAS
Clarke añadió que aún se desconocen los efectos de esta nueva variante, pero advirtió que si obtiene un nivel de resistencia ante las vacunas similar al de la variante sudafricana, habrán motivos para preocuparse.
Además, el experto señaló que es importante incluir esta variante en las cepas de preocupación.
“Creo que hasta que sepamos más de esta variante, cualquier cepa que incluya la mutación E484K debería estar sujeta a pruebas de sobretensión, ya que, sin importar cómo se genera, parece presentar resistencia a los inmunizadores”, afirmó.
Los especialistas coincidieron en que ante la consistencia de esta mutación, las nuevas investigaciones deben estar orientadas en atender este caso particular.
“Este cambio, el E484K, parece ser la mutación clave para que el virus obtenga una vía de escape, por lo que debe ser prioridad atender esta fortaleza en las vacunas modificadas”, afirmó Jonathan Stoye, responsable de investigaciones del Instituto Francis Crick.
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