Artesanos cartoneros: Un legado familiar que da vida al cartón y refleja la esencia mexicana

El colorido y la pasión que los cartoneros le ponen a las piezas que fabrican es lo que los representa. Sus obras han llegado a diferentes países del mundo.

Por: Lucero Rodríguez y Ollinka Méndez

Desde 1890, una familia ha preservado el oficio de los cartoneros, transmitiendo de generación en generación la pasión por transformar el papel, el cartón y el engrudo en obras de arte. Con sus manos hábiles y su creatividad, estos artistas logran convertir lo simple en algo extraordinario.

Su taller, lleno de colores y texturas, es testigo de la magia que ocurre cuando la imaginación se une a la tradición. El olor a engrudo y pintura impregna el aire mientras las manos de los artesanos dan forma a figuras 100% mexicanas.

Piezas son un reflejo de la identidad mexicana


“Mi esposo utiliza alcohol para hacer las chapas de los muñecos”, explica una de las artesanas. “Mi cuñada prepara y hace sus pinceles de cola de caballo. Todo lo que utilizamos es natural, incluso las cerdas para que la pintura no se corra”.

Las piezas que crean son un reflejo de la identidad mexicana. Alebrijes luchadores, caballitos charros, calaveras y el tradicional Judas de la Semana Santa cobran vida bajo sus manos. Cada figura tiene su historia y su significado, y no hay dos iguales.

El colorido y la pasión que le ponen a las piezas es lo que los representa. Sus obras han llegado a diferentes países del mundo: Inglaterra, Italia, España, Estados Unidos, Islandia, Noruega. Con un orgullo llevan la cultura mexicana a cada rincón del planeta”.

Grandes creaciones hechas con amor

Entre sus creaciones más preciadas se encuentran las muñecas Lupitas. Estas muñecas de carita y brazos de porcelana con cuerpecito de aserrín son un símbolo de la tradición mexicana. “Las sonajas que elaboramos tienen más de 100 años”, dice una de las artesanas. “Los moldes se conservan intactos y adentro tienen piedras de hormiguero que recogemos antes del amanecer para evitar las picaduras”.

Una de las obras que más los ha marcado es una figura monumental de Don Quijote de la Mancha, con una altura de 18 metros. “No era cualquier Quijote”, recuerda un artesano. Una pieza única que representaba la grandeza de la literatura española.

En cada pieza, estos artesanos ponen su corazón y su alma. Su trabajo no solo es un oficio, sino una forma de expresar su identidad y de transmitir su legado a las nuevas generaciones. A través de sus manos, el cartón se convierte en arte, en cultura y en tradición.

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