Por qué, aunque está lejos, nos interesa lo que ocurre en Rusia

En el qué por qué desde Washington, Armando Guzmán explica por qué aunque está lejos nos interesa lo que ocurre en Rusia y el intento de motín de Wagner.

Por: Armando Guzmán

Armando Guzmán, periodista de TV Azteca, Fuerza Informativa Azteca
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Yo sé que al pueblo de México le importa lo que ocurra con Rusia porque ya vi las reacciones mexicanas en Twitter y en las otras redes al intento de rebelión del fin de semana contra el régimen de Vladimir Putin.

Los mexicanos somos internacionalistas. Por eso desde el fin de la Unión Soviética en diciembre de 1991, continuamos manteniendo relaciones diplomáticas con la nueva Federación Rusa como el estado sucesor de la URSS. Desde entonces, las relaciones bilaterales entre las dos naciones se han incrementado constantemente, incluso, con México comprando equipos militares rusos.

Lo interesante es ver como tantos mexicanos apoyan a la nueva Federación Rusa, aunque el estado ruso, dejó al comunismo, al marxismo y al socialismo hace ya décadas. Hoy Rusia no tiene nada en común, ni con la izquierda, ni con los movimientos sociales mexicanos o latinoamericanos, incluido el interés de nuestros países en el continente a tener gobiernos democráticos.

El gobierno de Vladimir Putin hoy está más en la columna de los regímenes autoritarios y nacionalistas de la ultraderecha. El involucramiento Ruso en Latinoamérica es más una forma en la que Rusia le pone obstáculos a Estados Unidos en el hemisferio occidental, que es su hemisferio de influencia.

Esa es la razón por la que Rusia apoya, coquetea y supuestamente protege a Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros que tratan de emularlos.

El gobierno mexicano oficialmente se ha mantenido imparcial en cuanto a la invasión rusa a Ucrania, pero en organismos como la ONU, nuestro país ha condenado la imposición de la fuerza de un país grandote contra otro más pequeño.

Ahora, “Ojo” los países populistas autoritarios de América Latina ya tienen años con una fuerte presencia rusa. Lo que para muchos no está claro es que Vladimir Putin lo hace como represalia a las sanciones estadounidenses y también para aumentar la presión sobre Estados Unidos en una situación posterior a Ucrania.

Hay que ser conscientes de que la nueva Rusia no es distinta a la vieja Unión Soviética en aprovechar a América Latina para plantar deliberadamente amenazas estratégicas a los Estados Unidos en su vecindario.

Curiosamente RT- “Russia Today”, la televisión rusa de propaganda, en su edición en español encontró una recepción muy sólida a sus contenidos en los medios en español latinoamericanos que felices usan su información sesgada, como si fueran noticias imparciales.

Lo que los latinoamericanos y nosotros en México debemos tener presente es que estas campañas de desinformación rusa vician el apoyo latinoamericano a los elementos básicos de la arquitectura de seguridad occidental y eso puede peligrar a nuestra región latinoamericana.

En México, este jaloneo por obtener la alianza de nuestro país tiene años de existir. Por eso la embajada soviética antes, y la embajada rusa ahora, han sido siempre la más grande representación rusa en el continente. La razón es obvia. Nuestro país controla una enorme puerta de acceso físico directo a Estados Unidos.

¿Qué sigue ahora en el pleito de Putin contra los mercenarios del Grupo Wagner?

Primero: El motín de Yevgeny Prigozhin, líder mercenario del Grupo Wagner, contra el estado ruso empezó el viernes y el sábado llegó a un final abrupto. Pero sus consecuencias repercutirán por todas partes.

Lo que hay que establecer es si el régimen de Vladimir Putin está en peligro y si es así, que tan grave es ese peligro.

La rebelión del grupo Wagner evidencia los peligros de la “política exterior de capital de riesgo” de Putin. Al contratar a estos mercenarios Rusia subcontrata tareas clave a actores nominalmente del sector privado fuera de la cadena de mando normal, y con esto se ahorra dinero y vidas. Esto ayuda a que la gente en Rusia no se harte del aventurismo de Putin en todo el planeta.

El segundo punto es que, por eso mismo, las consecuencias se sentirán en todo el planeta.

Recuerde usted que el sistema ruso no se basa en instituciones sino en redes informales de patrocinio con Putin como árbitro final. Cuando Putin es fuerte, este enfoque funciona, hasta cierto punto. Pero cuando Putin se debilita, Rusia pierde el control.

Si Prigozhin no paga un alto precio por su rebelión y por haber mostrado la debilidad de Putin eso seguirá poniendo en grave peligro al régimen. En Rusia hay cambios políticos cuando están presentes tres factores: una élite dividida, un público insatisfecho y la ausencia de miedo. Eliminando al miedo de la ecuación, se pone la existencia del mismo régimen ruso en grave peligro.

Cualesquiera que hayan sido las verdaderas motivaciones de Prigozhin, el resultado de su revuelta dio claridad a varias cosas: se sembró una enorme confusión en la retaguardia de Rusia, que ya venía afectando a las fuerzas armadas por meses, debido a sus múltiples fracasos tratando de capturar a Ucrania.

En el qué por qué desde Washington, Armando Guzmán explica por qué aunque está lejos nos interesa lo que ocurre en Rusia
Fighters of Wagner private mercenary group pull out of the headquarters of the Southern Military District to return to base, in the city of Rostov-on-Don, Russia, June 24, 2023. REUTERS/Stringer En el qué por qué desde Washington, Armando Guzmán explica por qué aunque está lejos nos interesa lo que ocurre en Rusia | STRINGER/REUTERS

Los soldados rusos han perdido la confianza en sus líderes, y cuando la moral se derrumba, la voluntad de luchar desaparece.

Tome usted en cuenta que el Grupo Wagner fue la unidad militar más efectiva de los rusos luchando en Ucrania, y ahora necesitará desaparecer pronto

Supuestamente el ejército ruso absorberá a algunos de sus miembros asignándoles a varias unidades. Pero eso no aumentará la confianza de las tropas rusas, porque las fallas son de los comandos, y hoy todos lo sabemos.

La desaparición del grupo Wagner se sentirá en todo el planeta

A diferencia de América Latina, Rusia está empantanada en el continente africano

Putin ha metido la nariz en África estacionando tropas del grupo Wagner en Malí, en RCA, La República Centroafricana, en Libia y en Sudán. Lo que hay que considerar es que hasta ahora los intereses del gobierno ruso y del Grupo Wagner estaban alineados, pero eso se acabó.

Ahora esos países tendrán que tratar con dos actores rusos cuyos intereses no solo ya no concuerdan, sino que son de una alta rivalidad. Las fuerzas armadas rusas podrán haber absorbido o tratado de absorber a muchos de los miembros del Grupo Wagner, pero eso no está ocurriendo igual en el mundo entero.

Los mercenarios ganan fortunas con las guerras civiles y eso está ya poniendo a los líderes africanos en una posición muy incómoda.

La razón es que todos los gobiernos nacidos de golpes militares confían en los mercenarios de Wagner para mantener su poder y/o asegurar a sus países contra los movimientos yihadistas. Wagner hizo tratos muy rentables en Malí, Sudán y la República Centroafricana en todo, desde oro hasta café, azúcar y diamantes.

El levantamiento de Prigozhin conducirá a una aclaración sobre la naturaleza de la asociación de Rusia con estos países africanos. Moscú, que sabe lo influyente que es Wagner en estos países, ahora tendrá que decidir si puede y debe cortar sus suministros en África, y esos van desde armas de fuego y armamento de todos tipos y calibres, hasta trigo. A cambio las empresas estatales rusas están metidas en sus países socios africanos explotando minería y hidrocarburos. No va a ser fácil para Putin renunciar a esas riquezas.

Mientras, Estados Unidos acusa a Rusia de compartir tecnología nuclear con sus clientes africanos.

Y eso nos deja para concluir, con China y con Eurasia

En Washington se considera a Xi Jinping, no un líder pragmático sino un ideólogo acostumbrado a salirse con lo que quiere. Así que falta ver si decide ayudar a Putin o espera para ver si con tantos problemas el líder ruso se cae.

Si eso ocurre, China esperará a que las cosas se calmen y después se asociará con quien o quienes queden para seguir haciendo pareja en contra del dominio hegemónico de Estados Unidos. Mientras espere usted que la desconfianza entre Beijing y Washington siga siendo fuerte.

Para terminar, hay que hablar de Eurasia, los países que entre Asia y Europa se desconectaron de la Unión Soviética, pero siguieron siendo cercanos al gobierno en Moscú. Al igual que el resto del planeta esos países deberán decidir cómo tratar con Putin.

Esos países deberán decidir si quieren seguir siendo sus socios. Las primeras reacciones no han sido buenas para Rusia. Kazajstán calificó la rebelión como “un asunto interno de Rusia”. Eso significa que Rusia debe rascarse con sus propias uñas.

Las reacciones han sido igual en Uzbekistán, Georgia y Armenia. Lo más importante es que la disminución del liderazgo del Kremlin, podría ser el inicio de una nueva era de políticas exteriores más independientes en Asia Central y del sur del Cáucaso. Esos países no quieren seguir dependiendo de Moscú, y por eso ahora están buscando nuevas y más sólidas relaciones con quienes para ellos manejan zonas más grandes de mayor influencia, como Estados Unidos, China y Turquía.

Se da usted cuenta, si esto es importante para el mundo entero, debe ser importante para nosotros. Por eso, aunque estemos lejos… Nos importa lo que ocurra en Rusia.

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