Sin intentar darle un valor más allá del que le corresponde y entendiendo que claramente hay escenarios más difíciles, uno de los efectos más fuertes de la pandemia fue el golpe que le dio a las ligas deportivas alrededor del mundo.
Ninguna se salvó, todas reportaron pérdidas, algunas más que otras. Pero mientras poco a poco todas las ligas buscan cómo empezar a recuperar, la NFL otra vez ha dado un golpe en la mesa que vuelve a dejar claro que a nivel económico no hay liga que se le compare.
El ajuste “pandémico”
La NFL define su tope salarial (el presupuesto con el que contará cada equipo) cada mes de febrero después del Super Bowl, por ello fue que en 2020, no se vio afectado el presupuesto para armar los equipos, ya que fue un mes antes de que se desatara la pandemia mundial.
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Sin embargo, obviamente tuvieron fuertes pérdidas por concepto de la poca o nula asistencia a los estadios, cercanas a los 3 mil millones de dólares. Como la temporada 2020 no hubo ajuste, la liga tuvo que “apretar el cinturón” para la temporada 2021 para mitigar dichas pérdidas.
Naturalmente que lo más afectado fue el tope salarial. Desde 1994 siempre había ido en aumento el presupuesto para los equipos. En 2020 se estableció en 198 millones de dólares y los dueños de la liga, presupuestaban superar la cifra de los 200 millones para cada uno de las 32 franquicias en 2021, por supuesto que esa era la idea antes de la pandemia.
Debido a la crisis mundial, el tope salarial para 2021 tuvo que reducirse considerablemente dejándolo en 182.5 millones, una cifra que ya se había rebasado en 2018. Podemos hablar de un retroceso de 3 años en la economía de la liga.
El rebote y la muestra de músculo
Por todas las cosas malas que hace, dice o genera el comisionado de la NFL, Roger Goodell, una que hace excelente, casi como ningún otro directivo de otra liga importante, es generar dinero. La capacidad que Goodell y su equipo de trabajo tienen para mover la fábrica de ingresos de la liga es pasmosa.
Y no hay que ir más allá que con la Superliga Europea que se pretendió formar hace unas semanas, uno de los involucrados en el proceso confesó que no entendían “cómo es que la NFL, con 90% menos afición que el fútbol, generaba más del doble de los ingresos anuales de la Champions League”. Bueno, eso es presumir músculo. Y la NFL lo volvió a hacer en plena pandemia.
No solamente dieron a uno de sus atletas el contrato más grande (lucrativo) en la historia del deporte, sino que firmaron el acuerdo por derechos televisivos más grande en la historia de los deportes: 10 mil millones de dólares por año, en un acuerdo de 11 años.
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En gran medida, gracias a ese contrato que entra en vigor en 2023, fue que la NFL entró en calma respecto a la temporada 2021 y 2022, el presente es difícil, pero el futuro es sumamente brillante y ya está asegurado.
Con ese respaldo de que en los próximos 10 años prácticamente ninguna liga deportiva los superará en cuestión de ingresos es que la NFL hoy en su reunión de dueños determinó una primera cifra para su tope salarial de la temporada 2022: 208 millones de dólares. Y esa es la cifra a la que me refería cuando hablaba de “presumir músculo”, si bien la liga para este año pareció regresar 3 años en cuanto a su economía, su recuperación para 2022 es brutal.
Varias ligas deportivas siguen pensando que van a hacer para mitigar sus pérdidas, como las van a paliar y que nuevos formatos deberán ingeniarse para compensar todo lo que dejaron de ganar. La NFL no pasó esa etapa, lo único que tuvo que hacer fue abrocharse el cinturón un año, y en 2022 nuevamente estará en su mejor estado.
Para ese año, cada uno de los 32 equipos tendrá más de 200 millones de dólares para armar su plantel y en 2023, cuando el nuevo contrato televisivo entre en vigor, esa cifra va a dar un salto aún mucho más grande.