Josh Allen y su temporada de consolidación dentro de la NFL

Los Bills de Búfalo llevan paso firme rumbo a la postemporada de la mano de su jugador estelar, que se posiciona como presente y futuro del club.

Eduardo Ruiz
Ritual NFL
Josh Allen
Reuters

Siempre es bueno tener a nuevas figuras dentro de cualquier deporte, no solo por la renovación de la marca sino que además propicia la identificación de nuevos aficionados a una organización; ese es el caso de Josh Allen y lo que está logrando en esta temporada.

Hace no mucho tiempo, era descabellado pensar que en los Bills de Búfalo competían y eran candidatos naturales a estar en postemporada. Por fin podemos decir ya no seguirá la misma tendencia.

No solo por Josh Allen, sino porque además por fin podemos decir que el equipo terminó con su reestructura. Hoy los Bills son uno de los equipos que divierte verlos.

La posición de quarterback, es un lugar que en la mayoría de las ocasiones acapara los reflectores, pero también en gran parte el peso de las victorias y derrotas de un equipo. ¿La razón? Los errores cometidos pueden ser el punto de inflexión en el marcador y el resultado final.

El crecimiento veloz de Josh Allen en la NFL

Allen, a lo largo de su corto tiempo en la liga (tres años) ha aprendido algo, o al menos eso parece cuando se contrasta con sus estadísticas: no forzar “tanto” sus envíos y eso se traduce en menos entregas de balón.

Los lanzamientos o pases que el jugador está realizando esta temporada han provocado menos errores, una estadística que no solo refleja mayor madurez, sino entendimiento, en cuestión de segundos, de lo que ocurre dentro del campo.

Hasta este momento de la temporada, los Bills tienen un récord de nueve partidos ganados y solo tres perdidos.

Al menos en tres ocasiones en la temporada, Allen ha conseguido 375 yardas, 3 anotaciones y un rating de 130 puntos. Muchos podrán decir esa estadística en que beneficia al equipo y la respuesta es sencilla.

Previo a que llegara Allen a la organización, el último jugador en conseguir más de 300 yardas en un partido fue Tyrod Taylor (hoy no figura de forma activa en la liga y además, para llegar a esos números el partido le benefició con tiempo extra).

Encontraron lo más complicado: un jugador en la posición que sea tanto el presente como el futuro, “un play maker”, pero sobre todo, un hombre de ímpetu que se ha vuelto el líder de la ofensiva. 14 largos años de sufrimiento y frustración en los aficionados al equipo, 226 partidos pasaron para que un quarterback volviera a ilusionar.

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