Al son de Dança do pombo, Baile de la paloma por su traducción al español, Richarlison ha sacudido a toda su selección, incluso a Tite, su director técnico de 61 años de edad, en los festejos de los goles que tienen hoy a Brasil en la fase de cuartos de final de la Copa del Mundo de Qatar 2022.
Richarlison encabeza el ritmo del baile de la Selección de Brasil con las manos en la cintura y el movimiento de cabeza emulando una paloma; además, encabeza luchas sociales como el racismo y la pobreza con la que creció, los derechos para grupos minoritarios y apoyo económico para los más necesitados.
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A sus 25 años, Richarlison ha formado una postura crítica ante las injusticias, desde su punto de vista. No ha dudado en cuestionar las decisiones políticas del país donde nació o expresar su opinión en situaciones donde la polémica reina. El jugador del Tottenham sabe hablar en la cancha y fuera de ella con los, casi, 20 millones de seguidores combinados que presume en Instagram y Twitter.
La importancia de Richarlison para Tite
Previo al arranque de la Copa del Mundo de Qatar 2022, Tite tenía más dudas que certezas sobre los elegidos para representar a la verdeamarela en el ataque del máximo torneo a nivel de selecciones. De sus 26 convocados, nueve con características ofensivas; sin embargo, la posición de ‘9’ parecía estar definida con Gabriel Jesus, con gran momento en el Arsenal, equipo líder de la Premier League.
Sorpresivamente, el ex Manchester City permaneció en la banca y su lugar fue para Richarlison, sin gol en la presente campaña con el Tottenham, pero con el ‘9’ en la espalda, número mítico en el Scratch du Oro. El activista nacido en Espírito Santo, Brasil, desahogó el partido de debut contra Serbia con dos anotaciones y se hizo del puesto en el centro del ataque.
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Con tres goles, y con un máximo de tres partidos por jugar en la justa mundialista, Richarlison quiere levantar el sexto título del mundo para su país y tratará de emparejar la máxima marca individual para un jugador brasileño en Copas del Mundo: los ocho goles en una sola edición de Ronaldo Nazário en Corea-Japón 2002.