El Gran Premio de Bahréin dejó algo más que un mal sabor de boca para Red Bull: activó las alarmas de una crisis interna que pocos imaginaban hace apenas semanas. Max Verstappen terminó séptimo, el ritmo desapareció, las paradas fueron un desastre, y el ambiente en el paddock del equipo de Milton Keynes se volvió tenso, silencioso… casi fúnebre.
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Reunión urgente en el hospitality de Red Bull
Apenas bajaron la cortina en Sakhir, los altos mandos del equipo se encerraron en una reunión de emergencia. Christian Horner, Helmut Marko, Pierre Waché y Paul Monaghan debatieron a puerta cerrada cómo salvar un proyecto que, por primera vez en años, se tambalea. “Estamos muy preocupados”, confesó Marko al salir del hospitality. “Sabemos que no somos competitivos y hay mucho trabajo por hacer”.
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Un coche irreconocible, errores imperdonables
La falta de ritmo con neumáticos duros, la imposibilidad de adelantar a Gasly y Ocon, y las paradas en pits que costaron valiosas posiciones, fueron parte del caos. Verstappen se mostró frustrado: “Tenemos muchos problemas. Desde el equilibrio, la falta de agarre, hasta los frenos. Nada funcionó como debía”, señaló el tricampeón del mundo.
La situación es tan crítica que el propio Helmut Marko reconoció que el equipo se encuentra actualmente como el cuarto mejor de la parrilla. Una afirmación impensable meses atrás, y que solo aumenta la presión sobre un equipo que ya no es infalible.
Today wasn’t fully our race… but we still brought home our first double points of the season ✌️💪
— Oracle Red Bull Racing (@redbullracing) April 13, 2025
We’ll regroup, and come back swinging in Saudi 🇸🇦
Result 🏁: PIA, RUS, NOR, LEC, HAM, Max 🙌, GAS, OCO, Yuki 🫶, BEA#F1 || #BahrainGP 🇧🇭 pic.twitter.com/C8qHOXQfRb
Imola, la última esperanza antes del colapso
Marko admitió que no habrá grandes actualizaciones hasta el GP de Imola. Hasta entonces, Red Bull tendrá que sobrevivir como el cuarto equipo de la parrilla, una posición impensable hace apenas unos meses. “Estamos en crisis, pero no está todo perdido. Tenemos que actuar ya”, sentenció el asesor.
El mensaje es claro: el imperio de Red Bull está en su punto más frágil. Y el mundo de la F1 lo sabe.