Cuando hablamos de momentos históricos en el deporte mexicano lo primero que llega a nuestra mente es alguna medalla de oro en atletismo o clavados, la Copa Confederaciones de 1999, algún Mundial Sub-17, o quizá la conquista de la presea dorada de la selección de futbol en Londres 2012. Pero pocos recordamos que en el ciclismo del más alto nivel hubo un mexicano que en su momento estuvo en boca de todos.
Raúl Alcalá Gallegos nació en Monterrey, Nuevo León, el 3 de marzo de 1964. Desde niño comenzó a competir en su ciudad natal y se enamoró del ciclismo, escalando rápidamente para convertirse en un de los ciclistas aztecas más destacados.
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A sus 20 años se incorporó a la delegación que representó a México en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Su desempeño llamó la atención de varios equipos y ahí comenzaba su camino a la gloria. Se unió al conjunto de Seven Eleven, con el que tuvo la oportunidad histórica de participar en varios de los torneos más prestigiosos del planeta, incluyendo el Tour de Francia.
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¿Cómo le fue a Raúl Alcalá en el Tour de Francia?
El también conocido como “El Duende” no tuvo una destacada actuación en su primer intento del Tour de Francia. Sin embargo, en su segundo intento hizo historia al finalizar en el noveno puesto general, en la edición 74 del certamen. Además consiguió los primeros dos triunfos de etapa para un mexicano.
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Conformó cuatro equipos distintos a lo largo de su carrera, incluyendo Motorola, en el que participó uno de los íconos de este deporte, Lance Armstrong.
Alcalá es una de las leyendas que nunca hay de que dejar de recordar. Un ciclista que funge de ejemplo para saber que aunque un deporte no goce de tanta popularidad en México, siempre puede destacar quien se lo proponga.