La música y el deporte componen esta dulce sinfonía en los estadios. Estar en primera fila es presenciar la acción y drama como en un teatro, ese que llaman en de “los sueños” para Richard Ashcroft: Fiel aficionado al Manchester United.
“Se debe entender la esencia del Man United. En lo que a mí me concierne, de perder lo hacemos con estilo, instinto y futbol ofensivo”, fueron las contundentes palabras de la menta maestra detrás de “Bitter Sweet Symphony”, canción con la que puse en el mapa musical de The Verve por medio de una epopeya musical de la realeza británica.
Por cierto, sus majestades del rock, The Rolling Stones, llegaron a compartir créditos musicales en el tema principal del álbum “Urban Hymns” de 1997 (al usar un sample de 6 notas del tema “The Last Time"), disputa que terminó en favor de Ashcroft en 2019, pero ese es un tema para detallar en otro momento.
Una espectacular entrada en un Super Bowl
Vigoroso fue el vuelo de entrada de los Seahwaks de Seattle al son de esta pieza perfecta para un Super Bowl (XL, XLIX y XLVIII).
La picardía y el sarcasmo se apoderaron del inglés, Neil Warnock, durante una parodia al tema en el que se ve al entrenador cruzando Hoxton Street en Londres al igual que lo hace en los banquillos de la Premier League.
Los deportes, la música y el arte son la perfecta combinación para Richard Ashcroft. Así lo vemos cada fin de semana en el Barcelona con la llamada Messi-fonía del 10 argentino. También Muhammad Ali introdujo esa estética al boxeo y George Best (ídolo personal de Ashcroft) lo perfeccionó como “rockstar” del futbol: “George (Best) fue, en muchas formas, la primera celebridad “rockstar” del futbol. Sabes, George pudo haber saltado de la línea de meta al escenario sencillamente y hacer lo que yo hago (cantar y tocar)", fueron las palabras del cantautor del llamado “Britpop” (subgénero del rock alternativo) durante una tertulia de futbol para la página del Man United.
Así es como clásicos nunca mueren, ya que son la Invasión Británica que suena una y otra vez en la mente, al corear el himno de toda una generación: “La agridulce sinfonía de toda una vida.”