El Manchester United, uno de los clubes más icónicos del futbol mundial, confirmó este lunes un nuevo plan de recortes que podría eliminar hasta 200 puestos de trabajo, sumándose a los 250 despidos realizados en 2024.
La medida forma parte de una estrategia de “transformación” para frenar las pérdidas financieras que acumula desde 2019, según explicó el director ejecutivo, Omar Berrada.
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La situación se agravó tras la entrada del multimillonario británico Jim Ratcliffe, quien invirtió 1.300 millones de dólares por el 25% del club en 2023 y asumió el control operativo.
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Sin embargo, el déficit no se detiene:
No podemos seguir perdiendo dinero si queremos invertir en el éxito deportivo y en nuestras instalaciones
, admitió Berrada, quien lamentó el impacto de los despidos pero los calificó de “necesarios”.
Además de los recortes, el United elevó el precio de las entradas más económicas de 40 a 66 libras (81 dólares), una decisión criticada por los aficionados en medio de la peor temporada del equipo en décadas.
¿El peor United de la historia moderna?
Mientras la dirigencia ajusta números, el rendimiento del equipo masculino alarma a la afición. Con solo 8 victorias en 26 partidos y 12 derrotas, el United ocupa el 15° lugar en la Premier League, lejos de sus 20 títulos históricos.
Esta temporada, el club no solo lucha por evitar el descenso técnico, sino que también enfrenta cuestionamientos sobre su gestión deportiva y falta de identidad táctica.
La crisis se extiende más allá del primer equipo: el proyecto de las categorías femeninas y la academia también están bajo revisión, aunque Berrada insiste en que “la prioridad es lograr éxito en todas las áreas”.
Sin embargo, analistas señalan que los recortes podrían afectar programas de formación y scouting, claves para reconstruir el club.
¿Hacia dónde va el gigante de Old Trafford?
El Manchester United atraviesa una encrucijada sin precedentes. Por un lado, Ratcliffe y Berrada prometen “renovación y estabilidad"; por otro, la falta de resultados y el malestar social por los despidos y precios de entradas generan escepticismo.
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Mientras el equipo intenta remontar en la Premier League, la presión aumenta: cada partido es visto como una prueba de si el plan de austeridad tendrá un correlato positivo en la cancha. Por ahora, los aficionados esperan señales de esperanza… o se preparan para más malas noticias.
