Bangkok, Tailandia. El guardameta brasileño Adilson dos Santos, quien milita en el equipo Arema de Indonesia, cuenta lo que vivió en la tragedia en el estadio Kanjuruhan donde por lo menos 125 personas fallecieron.
“Era un verdadero campo de batalla, eran escenas de guerra. Parecía la guerra entre Ucrania y Rusia y no un campo de futbol. Solo había caos y pánico”, resume conmocionado el jugador en una entrevista telefónica, concedida desde la ciudad indonesia de Malang, que el sábado fue el escenario de una de las peores tragedias de la historia del futbol.
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La espiral de violencia arrancó cuando unos 3,000 aficionados del equipo anfitrión, Arema, irrumpieron en la cancha tras una derrota 2-3 ante su rival de patio Persebaya Surabaya y chocaron contras las fuerzas de seguridad, que respondieron con bombas de gas lacrimógeno, cundiendo el pánico entre los espectadores.
“Empezaron a traer algunos de los heridos más graves para el interior del vestuario. Vimos personas muriendo, yo entré en completa desesperación”, cuenta Adilson dos Santos.
Jugadores esperaron cinco horas en el vestuario para poder salir
Al pitido final, cuando comenzaba la confusión, los jugadores, miembros de la comisión técnica y árbitros del partido rápidamente se dirigieron al vestuario, donde estuvieron confinados durante unas cinco horas hasta que la situación estuvo bajo control.
“Al principio sólo escuchábamos el ruido de las bombas (de gas lacrimógeno), de los golpes, gritos, el llanto y la gente rompiéndolo todo. Pero luego empezaron a traer a los heridos y algunos muertos. Muchos estaban azules por la falta de oxígeno y se morían delante de nosotros”, recordaba el jugador sudamericano.
La tragedia alcanzó su ápice cuando los hinchas “mataron a uno de los policías”, lo que llevó a una “dura respuesta” de los agentes, que lanzaron bombas de gas lacrimógeno contra la multitud y provocaron una estampida descontrolada que ha dejado a al menos 125 muertos, entre ellos 17 menores, y más de tres centenares de heridos.
“De repente, una nube de aquel humo tóxico se apoderó de todo el lugar. Y ahí se desató el caos. Muchas personas se cayeron, desmayaron, fueron pisoteadas, inhalaron todo ese humo”, apunta Santos.
“No teníamos a dónde escapar, estábamos esperando al momento en el que (los hinchas) vendrían por nosotros. Fueron las peores horas de mi vida”, adjuntó el portero brasileño.
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Cuando finalmente pudieron abandonar el vestuario de forma segura, aunque escoltados, los jugadores se encontraron con un “escenario brutal de caos total”.
“Salimos y vimos todo el estadio damnificado, las personas ensangrentadas, otras en ‘shock’, otras intoxicadas atragantándose. Había muchos heridos, cuerpos tirados, coches quemados. Yo solo quería salir vivo”, matizó Adilson.
Testigos y supervivientes han denunciado el uso desmedido de la fuerza por parte de la policía, por lo que el gobierno indonesio anunció este día una investigación independiente para escrutar la presunta brutalidad de los agentes de seguridad.
Con información de EFE
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