Las montañas europeas nos han regalado a tres nuevos caballeros del ciclismo. Richard Carapaz, Egan Bernal y Primoz Roglic son un refresco para el deporte y han llegado a la mesa de los grandes con un título por delante. Entre los tres promedian 25 años, la transición ha comenzado.
El más inesperado de los campeones escribió su nombre en las carreteras del Giro de Italia. Carapaz saltó a escena en medio de un pelotón sin grandes protagonistas. El holandés Tom Dumoulin sufrió una caída en la primera semana y tuvo que dejar la carrera. El británico Chris Froome ni siquiera llegó por darle prioridad al Tour. El resultado, carta abierta para el resto. Ahí apareció el ecuatoriano del equipo Movistar, ganador de dos etapas. Fuerte en montaña y ligero en la contrarreloj. Un campeón a toda ley.
Panorama parecido nos encontramos en el Tour de Francia. De nuevo muchos lesionados. Dumoulin, aquejado por su caída en el Giro, renunció al Tour y de paso a La Vuelta. Froome, reservado para ir en busca de su quinto título francés, cayó en la crono del Dauphiné y tuvo que irse a casa antes de comenzar.
En carrera nos quedamos esperando a los de siempre. Landa, Nairo, Bardet, Pinot, Yates. No llegaron y quizá nunca lleguen. Bernal sí lo hizo y tumbó la puerta de un golpe en la vuelta ciclista más importante del mundo. El colombiano de apenas 22 años, convocado a ser el escudero del campeón defensor Geraint Thomas, esperó paciente una oportunidad. La encontró en el Col de I´lseran a dos etapas del final. El corredor del todopoderoso equipo Ineos atacó en montaña, desbancó a su líder y reventó al entonces malliot amarillo Julian Alaphilippe. Sin equipo y atacado, el francés se derrumbó hasta quedar fuera del podio, la tragedia francesa repetida los últimos años. Egan, fortalecido, respondió a los ataques del Movistar y se quedó con el Tour, primer latinoamericano en lograrlo. Su hazaña la entenderemos más con el paso del tiempo. Un campeón para la historia. Apoteósico.
Carapaz y Bernal, dos latinoamericanos campeones de grandes vueltas, la temporada no podía marchar mejor para quienes observamos desde este lado del Atlántico. El escenario llamaba a Nairo Quintana. Sin los grandes favoritos en carrera el colombiano podía cerrar un año de ensueño. Entelequia. En cambió aparecieron otros: el holandés Jakobsen, el español Aranburu, el francés Cavagna y sobre todo los eslovenos Pogacar y Roglic.
Pogacar, del equipo Emiratos, sacudió la competencia con un ataque voraz en la penúltima etapa y encontró premio con el tercer lugar en el podio. Roglic, ex saltador de esquí, dio cátedra de ciclismo. Ganó la contrarreloj en Pau para tomar la camiseta roja. Era apenas la décima etapa, pero no la dejó hasta llegar a Madrid. Fuerte y valiente en la montaña, el líder del equipo Jumbo coronó la primera grande para Eslovenia. Campeón de la Vuelta a España y tercero en el Giro de Italia, el año de confirmación para un corredor de pies a cabeza.
Carapaz, Bernal y Roglic son la nueva sangre y le han plantado cara a los grandes jefes del ciclismo. Ya se cuentan los días para el inicio de la nueva temporada.