Ciudad de México. Han pasado 34 años desde que un infarto le arrancó la vida a uno de los íconos del deporte, la lucha libre y la cultura popular mexicana, tras una función en el Teatro Blanquita de la Ciudad de México, el 5 de febrero de 1984: Rodolfo Guzmán Huerta ‘El Santo’.
Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, y algunos otros, fueron los nombres con los que empezó su legado en los encordados, pero El Santo fue el que lo catapultó al corazón de los mexicanos. ‘El Enmascarado de Plata’ conquistó a millones de personas con sus vuelos, luchas, victorias, su máscara brillante y su figura, y se convirtió en el ejemplo a seguir para muchos jóvenes.
Su fama y carisma fue tanta que el ring no era suficiente para tanta grandeza, por ello se aventuró a inmiscuirse en la pantalla grande, donde hizo aún más grande su figura de superhéroe con sus más de 50 películas, en las que luchó con las fuerzas malignas y derrotó a momias, vampiros, hombres lobo y hasta zombies.
El Santos derribó fronteras, su nombre llegó a otros continentes y a países como Francia, Marruecos, Turquía y hasta El Líbano. Incluso, en la República Checa se le rindió un homenaje con la proyección de sus películas en un festival de cine.
