Llegó como un don nadie a la Fórmula Uno, pero a un don nadie no se le recuerda cuando muere, tampoco se le hacen películas respecto a su vida (Rush) y mucho menos se le convierte y considera como leyenda.
Él fue Niki Lauda, uno de los pilotos más inteligentes, revolucionarios y queridos, quien perdió la vida a los 70 años en el 2019.
Niki, oriundo de Austria, se negó a seguir el camino de la familia y ser banquero, su acelerado corazón lo hizo llegar a Fórmula Uno en 1971, solo 3 años después, su inteligencia y capacidad para hacer mucho con poco, lo llevaron a Ferrari, donde demostraría que el genio es una cualidad, que te lleva tan lejos como tus sueños y temperamento lo deseén.
Ganó 25 carreras, fue campeón del mundo en 1975, 1977 y 1984, esto lo hizo grande, pero su maniobra más recordada fue cuando burló a la muerte en 1976. Aquellas imágenes hacían pensar en el peor de los finales para un piloto: morir dentro del auto después de un choque.
El 1 de agosto de 1976, el antiguo trazado de Nürburgring, una pista conocida como el “Infierno Verde”, fue testigo de cómo era devorado por las llamas, nadie creeía que podría salvar la vida, pero un campeón siempre sabe salir avante.
Aunque las marcas quedaron para siempre en su rostro, las quemaduras dejaron huella imborrables, aunque Niki supo que las cicatrizes más profundas están en el alma.
“Creó que todos los que han manejado un carro de carreras saben lo que es tener un accidente, cuando tienes un accidente fisicamente puedes estar bien bastante rápido si tienes buenos doctores, pero el problema es mentalmente forzarte a regresar a ese estilo de manejo que tenías antes”, comentó el volante histórico.
Solo 40 días más tarde, Lauda estaba de regreso, peleaba contra su archirival James Hunt el campeonato mundial de ese año.
El título se definiría en la última carrera en Japón. Con la memoria fresca por su accidente y en medio de una tormenta Lauda decidió retirarse y esperar a que la suerte lo acompañara, esta le sonrió más a Hunt quién le arrebató el mundial.
Lauda fue un genio, un ganador que se sobrepuso a 2 transplantes de riñon a lo largo de su vida. Nikki vivió los últimos años entre la gloria de pertenecer a Mercedes, el cariño de la gente que lo conoció y esos 5 campeonatos seguidos.
El fin de semana de su muerte, esa gorra roja que siempre lo caracterizó hizo que estuviera presente en el mundo entero
Niki Lauda un tocado por los dioses de la gloria.
