Con reflejos de gato, o vuelos como Superman, Miguel Marín se convirtió en una leyenda en el futbol mexicano. Un arquero de esos que llaman adelantados a su época, con una personalidad encantadora que levantó miradas de propios y extraños, un ídolo hecho y derecho de la portería, que un día como hoy, dejó este mundo.
Su historia como guardameta inició el 9 de agosto de 1964, para resguardar los tres palos del Vélez Sarsfield, aunque para llegar a esto tuvo que tener esa que llaman “la suerte de portero”, una lesión de Rogelio Domínguez, le dio la oportunidad de debutar con tan solo 19 años, para de a poco irse afianzando con la titularidad.
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Por azares del destino, Guillermo Álvarez Macías, en una gira por Buenos Aires lo vio y esos reflejos que le dieron el apodo de “Gato”, junto con un liderazgo que lo caracterizó durante toda su carrera, Marín se convirtió en jugador de Cruz Azul en diciembre de 1971.
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La historia de Miguel Marín con Cruz Azul
El impacto que tuvo fue inmediato y consiguió el título de la temporada 1971-1972; por si fuera poco, levantó dos campeonatos más de manera consecutiva; y terminó su paso por el futbol mexicano con otro par de trofeos en 1979 y 1980.
Un estilo inigualable, maestro de muchos otros porteros, ídolo de propios y extraños. Miguel Marín dejó un legado que nadie a podido superar. Son 30 años sin el arquero, sin el Superman de los tres palos, pero sobre todo sin la gran persona fue.
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Lamentablemente, un día como hoy, pero de 1991, un infarto fulminante se lo llevó del mundo terrenal, dejando un hueco en el futbol mexicano. Una leyenda adelanta a su época, que hoy vuela, en el campo de los ángeles.
