Un perro llamado Firpo | El Dictado de Eduardo Lamazón
Las leyendas del boxeo impactan en la vida de las personas de formas que jamás imaginamos, como el caso del mítico Luis Ángel Firpo
Quiero contarles que recibí una sorpresa enorme, un día en la colonia Doctores, en pleno corazón de la Ciudad de México. Encontré un perro llamado “Firpo”, cien años después de Firpo.
Le pregunté a la dueña, una mulata llamada Irene, –¿por qué el nombre?–, y me respondió que porque es muy fuerte. Ella no sabía nada más, pero sabía que si el perrito era fuerte, merecía llamarse Firpo.
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Al momento pensé que la anécdota valía un millón y recordé que con seguridad, aquella noche indeleble en los tiempos, el 14 de septiembre de 1923, comenzó la historia grande del boxeo latinoamericano, gracias al alcance de Firpo. Probablemente usted lo recuerda si tiene unos cuantos años y sigue el boxeo.
Esa noche en Nueva York, el gigante argentino Luis Ángel Firpo sacó del ring a Jack Dempsey, y estuvo muy cerca de torcer la historia. Dempsey estuvo 20 segundos fuera del encordado y todos sabemos que si las cosas hubieran sido al revés, el sudamericano habría sido declarado K.O.
Les cuento más en el Dictado de esta semana.