Minuto 90. El Real Madrid estaba moribundo, vigilante de cómo el Manchester City paseaba la pelota de un lado a otro de la cancha del Santiago Bernabéu, regodeándose con su Futbol Total, ese que Pep Guardiola, uno de los mayores exponentes de este estilo de juego, inyectó en el club a su llegada.
Los pocos minutos restantes parecían ser de sufrimiento y resignación pura para el Madrid y sus gradas. De nuevo pensábamos que el club blanco estaba sentenciado, y de nuevo nos equivocamos. De la nada, un trazo largo fue rescatado por Karim Benzema, quien recentró la redonda y ante la displicencia defensiva, Rodrygo empujó a las redes. Pero ya estábamos sobre el tiempo agregado, era demasiado tarde (...eso pensábamos).
Apareció nuevamente la grandeza del Real Madrid, como un espíritu surgido de la nada, y que esta noche se personificó en el brasileño Rodrygo, el encargado de hacer estallar en júbilo a los 80 mil presentes. El resto es historia, y esto es lo que aprendimos de la épica remontada del Real Madrid ante el Manchester City, y su pase a la Gran Final de la Champions League.
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Por proezas como esta, el Madrid es el Madrid
Hemos escuchado una y otra vez que “al Real Madrid nunca hay que darlo por muerto”. Pero lo que ha ocurrido esta noche en el Estadio Santiago Bernabéu rebasa todas las creencias de los merengues más devotos.
El resultado ante el Manchester City es sobrenatural, pero refleja en sí mismo todas las razones por las que el Madrid es el más grande de todos los tiempos y el más temible en la Copa de Europa.
El Real Madrid nunca se dio por vencido, ni siquiera cuando las posibilidades de rescatar el resultado era 1-100. El mensaje desde la banca de Carlo Ancelotti fue fundamental, porque de ahí salió el principal gestor de la remontada: Rodrygo. El conjunto de la capital española nos ha demostrado hoy que el futbol es importante, pero no tanto como la fuerza mental.
Bendito eres, Courtois, entre todos los porteros
Si los porteros entraran de forma real en la competencia por el Balón de Oro, hoy Courtois, a la par de Benzema, debería ser un candidato firme a ganarlo.
Con el Madrid ya en la Final de la Champions recordamos esa atajada a Bernardo al 19', o el rozón de Courtois con los tachones a un tiro de Jack Grealish, en una jugada que hubiera sentenciado el partido en favor de los ‘Citizens’.
Pero no hablemos solo de este partido, y repasemos lo que hicieron los guantes del portero belga ante el Chelsea, el PSG, y en la liga española también. Courtois está en el mejor momento de su carrera y es preciso decir que sin él, el Real Madrid no estaría disputando la Final de la Copa de Europa, y quizá ni siquiera tendría amarrado el título de la liga casera.
El Bernabeu fue testigo de un concierto de estrategias
Pep Guardiola puso a su equipo en la antesala de la Final, pero los jugadores no supieron manejar el marcador. Se vieron asfixiados por el miedo escénico que significó el primero gol del conjunto madridista, y se derrumbaron en cuestión de segundos.
Pero los cambios del técnico catalán funcionaron. Tanto que apenas ingresó Gündogan, fungió como uno de los protagonistas del gol que parecía decidir la eliminatoria. A partir de ahí y después de las primeras modificaciones de Pep, el City tuvo sus mejores momentos en cuanto a la tenencia de la pelota y distribución en el campo. El Madrid, a pesar de eso resucitó, quién sabe como, pero lo hizo.
Carlo Ancelotti, entrenador blanco, se jugó sus últimas cartas cuando parecía demasiado tarde. Metió a Rodrygo, Camavinga, y Marco Asensio. El primero marcó los dos tantos que resucitaron al Madrid, el segundo, de solo 19 años, dio el mejor partido de su joven carrera, y el tercero desgastó al rival hasta el cansancio. Hoy, los técnicos jugaron un papel muy importante en el desarrollo de esta memorable semifinal.
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Una semifinal que nunca olvidaremos
Ya con la cabeza fría, me atrevo a decir que vimos una de las mejores series eliminatorias, quizá la mejor en toda la historia de la Champions.
Si el 4-3 en los primeros 90 minutos no nos dejó alucinados, la remontada en el segundo duelo será suficiente para recordar esta semifinal por mucho, mucho tiempo.
Haciendo memoria, quizá esté a la altura del Juventus vs Manchester United de 1999, pero no recuerdo otra serie de semifinales en donde ambos equipos hayan sido igual de competitivos y haya terminado en un desenlace acompañado de tanta euforia.