El regreso de Javier Aguirre a México y su contratación con Rayados de Monterrey ha levantado una expectativa con escasos precedentes para un entrenador local.
Por eso, a continuación, repasamos algunos momentos que han marcado su trayectoria en el balompié.
Exitoso paso por el modesto Osasuna
En la temporada 1986-1987, Aguirre jugó para el Osasuna; sus actuaciones fueron discretas y una fractura de tibia le impidió trascender. Su revancha llegaría en 2002, en la faceta de entrenador. Aunque la misión era salvar al equipo del descenso, el mexicano consiguió llevarlos a su primera final de Copa del Rey en el 2005 y, un año más tarde, a terminar cuartos en La Liga, obteniendo así un boleto a la ronda previa de Champions League , algo, hasta entonces, desconocido para los rojillos.
Regresa al Atlético de Madrid a la élite
Su trabajo en Pamplona llamó la atención del Atlético de Madrid, que, para 2006, recién había vuelto a Primera División. Esto aumentaría el valor de lo logrado por el ‘Vasco’, quien, en 2007, condujo a los colchoneros a finalizar cuartos en LaLiga y a disputar la Champions el año siguiente, algo que no sucedía en la entidad desde 1996.
Primera etapa con la Selección Mexicana
Un año antes del Mundial de Corea-Japón 2002, la Selección Mexicana de Enrique Meza entró en crisis y, por primera vez, llegó Javier para recomponer al camino. Éste logró la clasificación a la justa y tuvo encuentros memorables que le valieron, poco después, partir al viejo continente.
Histórico del Pachuca
La historia de Aguirre en Europa no podría contarse sin su humilde comienzo en los banquillos. Tras un paso gris por el Atlante y una intensa preparación académica, fue al Pachuca en 1998 y, un año más tarde, ayudó a los Tuzos a ganar su primer título de Liga, en el Invierno 1999, contra Cruz Azul.
Mundial de México 1986
Como futbolista, Javier Aguirre fue parte del único combinado tricolor que ha llegado al quinto partido en un mundial (México 1986). En el camino, coprotagonizó un momento épico, durante el juego ante Bulgaria, al construir una jugada con -y asistir a- Manuel Negrete en el gol de tijera que después sería catalogado el más bello en la historia de la Selección Nacional. La celebración también dio de qué hablar, pues Javier le propinó un zape al hoy alcalde de Coyoacán.