En otoño (26 de septiembre) de 1984, Prince Roger Nelson, hizo de la música su deporte, el de los Himnos del Deporte, al anotarse su más grande oda musical, justo antes del meridiano de los mágicos años 80s.
Fue esa melodiosa balada dotada del drama tan característico dentro del cine hollywoodense, la llamada revolución, donde Prince se catapultó como un quarterback de los escenarios, gracias al filme y su exitosa banda sonora titulada: “Purple Rain”.
El 4 de febrero de 2007, Miami, Florida, sede del Super Bowl XLI, el recuerdo nos invade en ese diluvio púrpura de sentimientos, ante un torrencial aguacero nunca antes visto en el Súper Domingo de la NFL, tal y como lo expresó la comitiva encargada de la producción del show durante un documental de la liga sobre la presentación de Prince.
“Nos dijeron que en 40 años nunca había llovido en un Super Bowl, no te preocupes por eso”.
La noche no necesitó de playbacks, ni tiburoncitos, o exuberancias al descubierto, solo el magnetismo del hijo pródigo de Minneapolis, en su complicidad con el clima, como lo dejó entrever Bruce Rodgers, encargado del diseño de producción del Medio Tiempo del Super Bowl XLI:
“Estamos en este camión, sentados detrás de Don Mischer (Productor del Medio Tiempo del Super Bowl) y recuerdo que nos dijo: ‘Ponme en el teléfono con Prince’. Don le dice: “Quiero que sepas que está lloviendo y él le dijo, OK, está lloviendo, ¿estás de acuerdo?” A lo que Prince responde: ¿Puedes hacer que llueva más fuerte? Y yo estaba como… ¡Demonios!
Ya en el clímax musical, un contorsionado y poseído Prince hizo chillar su guitarra, y el público se entregó a aquella “pluvia violeta” de notas musicales. El resto es historia, luego de que varios críticos de música, revistas/sitios especializados (Sports Illustrated, Billboard, Rolling Stones, Forbes, Vulture, etc.) y conocedores de la NFL, lo catalogaron el “mejor show en la historia del medio tiempo del Super Bowl” (incluso por encima del de Michael Jackson).
Al final de la noche, Indianápolis podrá haber sido el campeón sobre Chicago, y Peyton Manning el Jugador Más Valioso del encuentro (MVP), pero el gran ganador del Super Bowl XLI fue Prince Roger Nelson, gracias a esa “Lluvia Púrpura” de emociones que llamamos los Himnos del Deporte.