Las Grandes Ligas y el Sindicato de Jugadores harán un nuevo intento por limar asperezas este sábado 12 de febrero, con el fin terminar la huelga que tiene en predicamento el inicio de la nueva temporada de beisbol.
La oficina del comisionado mantiene la convocatoria para que los campos de entrenamiento primaverales en Arizona y Florida inicien la siguiente semana. El mandamás Rob Manfred es optimista de que la temporada comenzará el 31 de marzo, como originalmente se programó. Perder encuentros sería un resultado desastroso para todos los involucrados en la industria.
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La huelga en las Grandes Ligas
Desde que finalizó el Acuerdo Laboral Colectivo (CBA por sus siglas en inglés), se declaró un cierre patronal hace 73 días, razón por la gran carpa ha estado prácticamente paralizada desde diciembre.
Se detuvieron las transacciones entre clubes y jugadores, también se interrumpieron los programas antidopaje y de violencia doméstica. De llegarse a buen puerto, los entrenamientos comenzarían la siguiente semana, con los primeros juegos de exhibición pactados para el 26 de febrero.
Las disputas económica son el principal desacuerdo, por lo que las partes se han reunido de forma presencial en cuatro ocasiones desde a mediado de enero; sin embargo, en lugar de realizar una contra-propuesta a la hecha por los jugadores el 24 de enero, las Grandes Ligas solicitaron la participación de un mediador federal, rechazado por la Asociación de Jugadores.
Al parecer ya hubo avances en algunos temas. Propietarios y peloteros ya se han puesto de acuerdo en varios tema, incluyendo el bateador designado general (también para la Liga Nacional).
Uno de los temas sin resolver es que los jugadores creen que los jugadores de segundo o tercer nivel no reciben el pago adecuado cuando finalmente se convierten en agentes libres. Esto al considerar que han cumplido los 6 años de servicio en MLB y que ocasionalmente ocurre cuando el pelotero anda cerca o en los 30 años.
Por otro lado, también se buscan medidas para que ciertos equipos se conformen con no competir, situación que tiene un efecto directo en la inversión total. Un porcentaje menor en las nóminas por temporada permitiría reducir la brecha entre los clubes que más invierten y los que menos lo hacen. Bajo estas disyuntivas, el mejor beisbol del mundo intentará dar el paso entre para evitar el primer parón desde 1994.
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