Sainz hace vibrar México; Checo Pérez sufre otra vez en casa

La magia del Día de Muertos envolvía al Autódromo Hermanos Rodríguez, donde miles de aficionados mexicanos llenaron cada rincón, listos para ver a su héroe, Checo Pérez, ir por el milagro en casa. La emoción estalló desde la primera vuelta, cuando un brutal choque entre Yuki Tsunoda y Alex Albon en la Curva 1 provocó la salida temprana del safety car. La pista quedó salpicada de adrenalina y fragmentos de auto, mientras el público retumbaba de emoción y expectativa.

Desde el arranque, Max Verstappen voló al liderato, pero Carlos Sainz tenía otros planes. El español, mostrando una serenidad y agresividad dignas de campeón, adelantó a Verstappen y se mantuvo firme al frente, en lo que prometía ser una batalla épica. Verstappen, en una lucha sin cuartel contra Lando Norris, cruzó la línea de lo permitido: dos contactos que desencadenaron una penalización de 20 segundos, dejando al neerlandés sin posibilidades de pelear por el podio.

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Mientras tanto, Checo Pérez arrancó con toda la pasión de su gente, desplegando un ritmo feroz en las primeras vueltas. Sin embargo, el impulso por subir rápido le jugó una mala pasada. Cuando ya rozaba la zona de puntos, un contacto con Liam Lawson dañó el piso y el pontón de su monoplaza, obligándolo a pasar por pits. Además, una sanción de 5 segundos por mal posicionamiento en la parrilla complicó aún más su remontada. A pesar de la frustración evidente, el mexicano continuó en la pista por respeto a su público, luchando hasta el último segundo, aunque su monoplaza no tenía ya mucho más para dar. La afición, aunque decepcionada, aplaudió su esfuerzo incansable.

Sainz demostró su clase al dominar cada sector del circuito. A falta de un podio mexicano, los aficionados encontraron en Sainz un digno campeón y se volcaron a celebrarlo. Tras él, Norris y Leclerc completaron el podio, mientras que Hamilton se alzó con una victoria personal sobre su compañero Russell, en una batalla de alta tensión entre las flechas plateadas.

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El Gran Premio de México 2024 quedará marcado por el dominio de Sainz, el infortunio de Checo y la intensidad de cada duelo. Aunque el resultado no fue el soñado, México demostró una vez más que su pasión por la Fórmula 1 es tan vibrante como el espíritu del Día de Muertos.