Y de pronto, el Futbol Total. Johan Cruyff regaló al mundo el lado más estético del deporte de todos. Lo plasmó en el campo como jugador, entrenador, y lo inmortalizó en sus discípulos, que el día de hoy lo mantienen como la llave del futbol más decorativo, y al mismo tiempo más funcional.
“Todo lo que sé lo he aprendido por experiencia y todo lo que he hecho, lo he hecho mirando al futuro”. Con esa frase que resume su leyenda comienza una de las biblias del balompié, la autobiografía del ídolo holandés.
Más de 300 páginas escritas en primera persona, que conforme avanzan, invocan cada vez con mayor espíritu el manjar que es para los amantes de la pelota, leer o escuchar a una persona que nació para algo. Cruyff dejó su huella para la posteridad. Hoy, a cinco años de su muerte, es aún el patrono de un arte llamado futbol, y lo seguirá siendo.
14 capítulos, faltaba más. 14 episodios que al repasar, avivan la esencia de Johan Cruyff. Un hombre polémico, con sus amantes y detractores, como todo emblema, que detalla con su perfecto carácter (porque de haber tenido otro, no hubiera conseguido tanto), los altos y bajos de su vida personal, futbolística, así como sus secretos más ocultos.
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“Mis padres tenían una tienda de fruta y verdura en Betondorp, cerca del estadio del Ajax, así que se puede decir que mi destino estaba escrito”. Y el destino se cumplió. Bastaron 68 años para que su apellido quedara incrustado en la palabra “futbol”. “Ha sido una vida tan intensa que siento como si hubiese vivido 100 años”, confiesa.
Eterno Johan Cruyff
Tan humano como eterno, Cruyff se alzó entre los genios una tabla de ajedrez de 90x120 metros, en la que dictó sus reglas y cimentó desde muy joven el dogma del Cruyffismo, basado en el Futbol Total, detallado en este texto de forma técnica y emocional: un estilo promulgado a principios de los 70s y aún utilizado por un porcentaje abrumador de equipos a nivel mundial. Su más fiel portavoz, el director técnico del Manchester City, Pep Guardiola.
“Si yo no hubiese estado en el Barça, a Guardiola como jugador probablemente lo habrían vendido”. “El Barça quería librarse de él. Lo consideraban un flacucho, malo en defensa y nulo en el juego aéreo. Lo que nadie veía eran cualidades básicas: inteligencia, rapidez en la ejecución, técnica”, revela el propio Johan Cruyff, un hombre con una mirada extraterrestre.
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Cuestionado al respecto, Pep reconoció que sus capacidades estaban lejos de ser las que hoy presume un Lionel Messi, o hablando de posiciones similares, de un Xavi Hernández. Pero Cruyff vio en él la virtud de hacer mejores al resto de sus compañeros, lo que hoy en día se conoce como “líder”. “Un buen pase al comienzo puede definir el resto de una jugada”. Cruyff entendió que un jugador era capaz de ayudar a que el equipo como conjunto, jugase mejor”, explicaba Guardiola.
Como Pep, hoy Johan Cruyff cuenta con decenas de representantes en la tierra, quizá cientos: Andoni Zubizarreta, Ernesto Valverde, Ronald Koeman , Michael Laudrup , y otros tantos que ni siquiera conocemos, pero que todos los días, sean jugadores, directivos, o entrenadores, pisan una cancha, oficina, o banquillo con el credo de Cruyff entre sus manos. Su Futbol Total plasmado en el que, más que una autobiografía es un diario de confidencias, y grabado en la memoria de todos.