El deporte lo adoptó como una forma de vida. El momento cumbre de su carrera fue el 24 de junio de 1994. Ramón Ramírez le pone el balón de primera intención a Luis García, quien sin pensarlo dos veces disparó, el “niño de oro” corrió como primera reacción, el “Doctor” acaba de anotar un gol en un mundial.
La dosis se repitió. Luis García explotó con su segundo tanto, la Selección Mexicana ganó por marcador de 2-1 a Irlanda. Ese día es un antes y un después en la vida de uno de los mejores futbolistas mexicanos.
Sateluco por “adopción”, el Doctor es lo que se conoce como un deportista nato. Su primera incursión en la actividad física fue la natación, y en sus palabras un pez sobre el agua. Una infección en el oído lo alejó de las albercas para mudarse al tenis.
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En el deporte blanco, también destacó, pero aún no era algo que lo llenara, fue entonces que apareció el futbol. Lo primero que llamó su atención fue que no estaba solo, y que el balompié se jugaba en conjunto, un ambiente de camaradería.
A Luis lo invitaron a participar con las fuerzas básicas de Coapa, pero en palabras de su papá “Al América se le llega por arriba”, cosa que años más tarde conseguiría.
Pumas, un equipo que se encarga de formar jugadores, más en ese entonces, fue el conjunto que le dio la oportunidad para que García debutara en primera división. Lo demás es historia: 14 años como profesional, un par de mundiales, campeonatos de goleo, jugó en el extranjero para el Atlético de Madrid y Real Sociedad, en España.
Luis García y TV Azteca
La segunda etapa de su vida la ha construído en la comunicación. TV Azteca y José Ramón Fernández le dieron una oportunidad que poco a poco fue construyendo para volverse uno de los comentaristas más reconocidos de México. Tanto es su legado que ahora su voz se puede escuchar en un videojuego.
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Luis García creó junto con Christian Martinoli una nueva forma de relatar los partidos. Único, irreverente, divertido, pero sobre todo un gran ser humano, el Doctor es único en el futbol mexicano, dentro y fuera de la cancha.
