Este domingo, el partido entre el Udinese y la Roma se suspendió de manera repentina, luego de que un jugador del equipo de la capital italiana, Evan N’Dicka, se desplomara sobre el terreno de juego al sufrir un infarto, según apuntan medios locales.
En el minuto 71 del partido, el defensa marfileño de 24 años se llevó la mano al pecho e hizo saltar todas las alarmas en el BlueEnergy Stadium de Údine, al norte de Italia, en el que tenía lugar el partido.
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Inmediatamente, el colegiado pidió el ingreso de las asistencias al campo, mismas que ingresaron con un desfibrilador para reanimar al jugador en caso de ser necesario. Afortunadamente no hubo necesidad de utilizar el aparato y N’dicka fue trasladado de urgencia al hospital, pero totalmente consciente.
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El partido no continuó y los jugadores de la Roma se trasladaron al hospital Santa Maria della Misericordia para dar seguimiento al estado de salud de su compañero, quien no corre peligro, según se ha dado a conocer algunas horas después.
“El jugador está consciente y fue trasladado al hospital para ser examinado. ¡Vamos Evan, estamos todos contigo!”, informó el Roma en su cuenta de ‘X’.
Los infartos en el deporte, cada vez más frecuentes
Los medios italianos han apuntado que el desplome del futbolista se debió a un episodio a un infarto, aunque aseguran que la vida del jugador no corre peligro. En ningún momento hubo que reanimar al jugador, aunque comienza a ser preocupante el brote de episodios cardíacos en el futbol profesional.
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Y es se ha registrado un número cada vez más elevado de problemas cardíacos a raíz de la pandemia del COVID-19, de acuerdo con el diario español El Debate.
Apenas el mes pasado el jugador egipcio Ahmed Refaat sufrió un infarto durante un partido y tardaron más de una hora en reanimarlo. Lo que antes era muy raro presenciar, ahora se ha vuelto más común, sin embargo, en muchos casos los médicos han sabido actuar de manera oportuna para evitar una tragedia.