El futbol italiano se encuentra conmocionado por un caso que ha desatado una gran polémica. Michael Liguori, jugador del equipo de la serie C el Calcio Padova, continúa en activo a pesar de haber sido condenado en primera instancia por el delito de abuso sexual a una menor de 14 años.
Los hechos se remontan a 2018, cuando Liguori, entonces jugador del Notaresco, y un amigo se aprovecharon de dos adolescentes. Según la sentencia, el futbolista y su acompañante forzaron a las jóvenes a mantener relaciones sexuales no consentidas.
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Las menores de edad acudieron inmediatamente a denunciar lo sucedido a las autoridades y durante el proceso judicial declararon ante el Tribunal: “Le dije que no, él siguió adelante de todos modos”, dijo la joven, ahora de 20 años, que asegura haber sido abusada por Liguori, tal y como figura en los documentos oficiales de la investigación, desvelados por los medios italianos.
A pesar de la gravedad de las acusaciones y la condena, el Calcio Padova ha decidido mantener a Liguori en su plantilla hasta que exista una sentencia firme en última instancia. Esta decisión ha generado una ola de críticas y ha puesto en el centro del debate la responsabilidad de los clubes frente a casos de violencia de género.
Intenso debate se ha desatado por la decisión del Calcio Padova
La decisión del Padova ha desatado un intenso debate en Italia. Numerosos sectores de la sociedad han expresado su indignación y han cuestionado la postura del club. Políticos, activistas y aficionados han criticado la falta de sensibilidad del Padova y han exigido que el jugador sea apartado del equipo de manera inmediata.
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Chiara Gallani, concejal municipal de Padua, ha sido una de las voces más críticas. Según Gallani, el club debería haber enviado un mensaje claro y contundente, especialmente considerando la gravedad de las acusaciones. “Ante una sentencia tan dura, incluso en primera instancia, el club podría y debería haber enviado un mensaje diferente”, afirmó la concejal.
Un caso que no es aislado en el futbol italiano
El caso de Liguori no es el único en el futbol italiano. Manolo Portanova, otro futbolista, también fue condenado en primera instancia por abuso sexual y, aunque inicialmente fue suspendido por la Federación Italiana de Futbol (FIGC), posteriormente pudo volver a jugar en el equipo de Reggiana.
Estos casos ponen de manifiesto la necesidad de que el futbol italiano adopte medidas más contundentes para combatir la violencia de género y proteger a las víctimas. Es fundamental que los clubes y las instituciones deportivas muestren una mayor sensibilidad ante estos temas y tomen decisiones ejemplares que contribuyan a erradicar este tipo de conductas.
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