Berlin ´36: el afroamericano Jesse Owens plasma una de las imágenes más poderosas en la historia del olimpismo: gana cuatro medallas de oro ante la mirada incómoda de Adolf Hitler. Owens da una exhibición de dominio en la pista de atletismo, y triunfa en los 100m., los 200m., el relevo 4x100, el salto de longitud y así destruye el mentira de la supuesta “superioridad” de la raza aria. “En esos 10 segundos no hay blancos o negros, sólo hay rápidos y lentos. En esos 10 segundos todos podemos ser libres”, dijo Owens.
48 años más tarde, otro estadounidense y afroamericano, Carl Lewis, el “Hijo del Viento”, repite la hazaña en Los Ángeles 1984. Cuatro oros en las mismas cuatro pruebas. Póquer dorado.
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Después de Lewis, vinieron campeones de los 100 metros planos como el canadiense Donovan Bailey, el británico Linford Christie, los estadounidenses Maurice Green, y Justin Gatlin, pero ninguno se acercó a la proeza de los cuatro oros.
Usain Bolt, el gigante que transformó la velocidad
Hasta que apareció un gigante: Usain Bolt. El jamaicano llevó la velocidad a una nueva dimensión, y ganó tripletes de oro (100m, 200m, y 4x100) en Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016. Bolt nunca consideró el salto de longitud, pero sí soñó con correr el relevo 4x400 con Jamaica. Sin embargo, nunca sucedió.
¿Puede alguien ganar cuatro medallas de oro en la pista de atletismo en París 2024? La idea ya está -al menos- en la mente de Noah Lyles, reconocido como el “Atleta del Año” en el 2023 para World Athletics, la federación Internacional de atletismo.
Lyles, de 26 años, fanático Gokú, personaje de la serie japonesa Dragon Ball Z, deslumbró en el Campeonato Mundial de Budapest. Se colgó el oro en los 100mts, los 200mts, y el relevo 4x100. Fueron tres triunfos electrizantes e indiscutibles. ¿Se atreverá a entrenarse también para los 400 metros, una prueba “devastadora” para el organismo como alguna vez la catalogó el legendario Edwin Moses? “La prueba asesina”, la llamaba el bicampeón olímpico. ¿Impulsará USA Track and Field a Lyles para que intente igualar a Owens y a Lewis?
El ambicioso proyecto, es equivalente a la exigencia que se auto impuso el nadador Michael Phelps, cuando en Beijing 2008 ganó ocho medallas de oro en ocho pruebas, para superar a la hazaña de su compatriota Mark Spitz en Munich ´72. En aquella ocasión, el patrocinador principal de Phelps, Speedo, la marca líder de trajes de baño, puso en la mesa un millón de dólares adicional para alentar al prodigio de Baltimore a buscar la hazaña.
¿Se animará Adidas a motivar con otra cifra millonaria a Noah Lyles para buscar cuatro oros en París 2024? En el caso de Lyles, el relevo 4x400 es la última prueba del calendario del atletismo olímpico. En caso de que el “Super Guerrero” de Florida se atreva a emprender semejante proeza, para ese día ya habría encarado sus tres compromisos puntuales: los 100, 200 y el relevo 4x100. Correr los 400 metros sería una oferta muy apetecible.
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— NBC Olympics & Paralympics (@NBCOlympics) December 11, 2023
El amigo que le sugirió la idea le ha dicho: ‘en el instituto, tu saliste penúltimo antes de adelantar a todos los jamaicanos para ganar el 4x400... Esa es tu cuarta medalla”. “Es la última carrera (en el programa), no hay nada que perder”, reflexionó el atleta estadounidense. “No diría que no. Si me autorizan a correr, si me necesitan, ¡está hecho!”, concluyó Lyles, un tipo carismático y extrovertido, con la personalidad ideal para un velocista que aspira a convertirse en héroe olímpico.
“Pero, por favor”, le pidió a los periodistas. “No digáis que soy el nuevo Bolt. Soy yo. Si me queréis, estaré encantado de entreteneros. Este es mi tiempo”, dijo Lyles al periódico El País de España tras su triplete mundial en Budapest.
Ocurra o no el intento de las cuatro medallas. Ya tenemos algo fascinante con lo cual soñar. Porque -al final- en la era del Metaverso y de la Inteligencia Artificial, los seres humanos nos seguimos maravillando con algo tan primitivo, tan esencial, tan antiguo, como ver a correr rápido, muy rápido, en versión “Dragon Ball Z” a hombres como Noah Lyles.
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