¡SE QUEDA CHECO!, pero... ¿Qué hay detrás de los problemas en Red Bull?

La noticia que acaparaba los focos de la Fórmula 1 este lunes era la posible salida de Checo Pérez de Red Bull. La famosa reunión de la que tanto habló Helmut Marko previo al parón de verano, se llevó a cabo en Milton Keynes para hablar en general sobre el rumbo que debe tomar el equipo de cara a la segunda mitad de la campaña, pero con un tema más mediático que el resto. ¿Seguiría Checo Pérez en uno de los asientos?

Para muchos todo estaba en su contra. Para otros, incluyendo el mismo piloto, era evidente que continuaría al frente. Y esto último terminó por imponerse a pesar de la insistencia de medios europeos y del mismo Marko, en colocar al mexicano en la cuerda floja. Checo Pérez seguirá en el equipo campeón.

En Red Bull se analizó con profundidad la razón del mal desempeño del tapatío en los últimos meses y si bien es evidente que ha cometido errores puntuales, sobre todo en clasificación, tampoco ha podido ayudarse de un cúmulo de estrategias erráticas, puestas a punto del auto comprometedoras, y en Mónaco, por dar otro ejemplo, de una imprudencia de Kevin Magnussen que incluso puso en riesgo su vida.

En Red Bull entienden que Checo Pérez es su mejor opción. No hay otro piloto disponible con esta experiencia, necesaria para hacer frente a la silla más caliente que hay en la Fórmula 1. Colocar a un juvenil como Liam Lawson, sería prácticamente sentenciar su carrera; mientras que Daniel Ricciardo, otro de los pilotos que sonaban como posibles sucesores, ya tuvo su oportunidad y sus resultados como compañero de Verstappen fueron por mucho, un desastre: Recordemos que en su última temporada con Red Bull sufrió ocho retiros en 21 carreras.

Por si fuera poco, apenas ha logrado puntuar en tres carreras en todo lo que va de este año con RB. Claramente, no era ni cerca una opción viable.

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Checo Pérez ha sido el primero en reconocer sus oportunidades de mejora. El piloto sabe que le cuesta trabajo adaptarse a las modificaciones importantes que se van gestando en su auto conforme avanza la temporada. Sus problemas comenzaron precisamente con la primeras actualizaciones del equipo, en Emilia-Romagna.

En Mónaco y en Canadá continuó el déficit. Sin embargo, cuando parecía que poco a poco iba encontrando el auto, cometió dos errores en pista ante las malas condiciones climáticas durante la clasificación. En Silverstone fue el primero, fallando con el control del auto, en la misma curva en donde falló Verstappen. Para la mala suerte del mexicano su auto se atascó el grava.

A pesar de ello, Silverstone era una pista con oportunidades para adelantar. Pero su equipo estratégico erró en carrera al colocarle neumáticos de lluvia, ante una lluvia que nunca llegó, un error que también cometió Charles Leclerc al unísono.

En Hungría, en donde cometió su segundo error en clasificación, logró remontar del decimosexto al séptimo puesto. Fue el cuarto mejor ritmo de carrera del fin de semana, y todo apuntaba a que finalmente en Bélgica daría el golpe sobre la mesa, sobre todo después de una alentadora clasificación, en donde finalizó en primera línea.

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Pero Pérez tuvo fallas técnicas desde el inicio, y la configuración del auto no ayudó en absoluto para aprovechar la velocidad de Spa. Checo bajó del segundo al séptimo puesto, acrecentando las dudas sobre su rendimiento y su continuidad más allá de esa carrera.

Además, la estrategia en la utilización de neumáticos también fue equivocada, algo con lo que tendría que cargar el equipo, y no Checo Pérez.

Este lunes, es lógico decir que Red Bull ha reunido todos los argumentos para encontrarle una explicación al rendimiento de Pérez, y ha concluido que si bien debe mejorar, la confianza en que volverá a su mejor nivel está intacta.