Checo Pérez y Max Verstappen vivieron un capítulo más de tensión entre ellos después del triunfo del mexicano en Arabia Saudita.
Todo comenzó cuando el equipo, con Checo a la cabeza, le pidió que bajara sus tiempos de vuelta. El tapatío mostró preocupación porque el neerlandés lo fuera a alcanzar y que él no respetara la restricción solicitada, algo que para Christian Horner, jefe de Red Bull, es completamente normal.
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“Siempre vas a querer saber si el coche que está detrás está cumpliendo los tiempos, es algo muy normal. Creo que, para nosotros, como equipo, estábamos preocupados por cualquier tipo de problema de fiabilidad. Una vez que vimos que no había que correr ningún riesgo, les dejamos a los dos que fuesen a por todas y al final, gestionaron para las cinco últimas vueltas”, dijo el directivo.
Horner explicó que solicitaron a ambos que bajaran la velocidad y posteriormente, cuando vieron que todo estaba en orden, avisaron a los pilotos que podían conducir a máxima potencia.
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“La única preocupación en el muro fue cuando se habló del palier y en ese momento, pedimos a los dos coches que bajasen el ritmo. En el mismo momento en el que se confirmó que todo estaba bien, dimos luz verde para que pudiesen ir algo más rápido en pista”, explicó el británico.
Max dijo a su equipo que tenía problemas con el auto
En la recta final de la competencia, Max Verstappen avisó por la radio que sentía que el coche podía tener una falla, justo después de perseguir a Checo por varios minutos y no conseguir alcanzarlo. El equipo confirmó que no había contratiempo alguno.
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“Una vez que llegamos a las cinco últimas vueltas, sabíamos que Max no iba a llegar y pusimos un objetivo de tiempo. Creo que nuestra mayor preocupación fue cuando en el tramo final Max dijo que tenía algunos problemas y nuestro corazón empezó a sufrir algo más. Nos pusimos a pensar sobre el fallo en el palier del sábado. Miramos todos los datos y parámetros y todo iba bien”, finalizó.