Cada 16 de septiembre, todo mexicano celebra su origen y Alan Mozo no es la excepción. Fue en esa fecha, en el 2017, cuando comenzó su andar como futbolista de Primera División; lo hizo en Guadalajara, ante las Chivas y enfundado en la camiseta del equipo que forma parte de su ADN: los Pumas.
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Este sábado, los universitarios visitan al Guadalajara y, en la previa -como es natural-, el lateral derecho revive sensaciones, despierta el recuerdo y evoca la antesala del punto de partida en su trayectoria profesional.
“Llegó Sergio Egea (entonces entrenador del Club Universidad Nacional) y me preguntó que cómo me había sentido. Le dije que muy bien y me dijo: ‘espero que te sigas sintiendo bien, porque el sábado vas a iniciar’. En ese momento, le marqué a mis papás, que de inmediato viajaron a Guadalajara y me fueron a ver al hotel”, rememora Alan, en entrevista con Azteca Deportes.
Debut de Alan Mozo
También en charla con esta televisora, sus padres, Román Mozo y Patricia Rodríguez, compartieron la experiencia de ver al menor de sus dos hijos cristalizar el sueño por el que empezó a trabajar cuando tenía apenas tres años de edad.
“Nos habló y nos dijo: ‘voy a debutar contra Chivas, ya me dijo el profe Egea ¿Qué van a hacer el fin de semana?’ (Respondimos) Trabajar, y él nos interrumpió: ‘Preparen sus maletas y vénganse a Guadalajara, porque voy a debutar’. Era un temblor y una emoción, con mucho nervio”, explicaron.
Llegó el silbatazo inicial y Mozo, efectivamente, formaba parte del once inicial. Su relato del partido es preciso y acertado: “Es un día que nunca se me va olvidar, el debut en el 2017. Siempre me trae muy lindos recuerdos esta ciudad. Fue un gran partido y recuerdo que empatamos. Me tocó marcar a (Rodolfo) Pizarro, que estaba en uno de los momentos top de su carrera y si le daba un espacio, nos metía gol. Estaba muy concentrado en marcarlo y lo hice bastante bien”.
"Al mundial voy, minimo como aficionado" 😱
— Los Protagonistas (@losprota) April 23, 2022
Entrevista EXCLUSIVA con Alan Mozo🚨#ConLosProta pic.twitter.com/s1Zx7xskpp
Aquella tarde, el joven de 20 años lució el número 310, mismo que describe con una mirada al techo, como si hiciera, de manera fugaz, un viaje al pasado: “Es un número de tres dígitos con el que fui escalando para llegar al ‘2’ que tengo hoy en día. Es recordar muy buenos tiempos de por qué y cómo inicié en este deporte”.
Con su participación en dicho encuentro, que terminó empatado a un tanto, se cumplió el anhelo de dos generaciones y se pactó el idilio entre la institución felina y el último referente surgido de su cantera.
“Estaba cumpliendo mi sueño en ese momento, que era poder debutar en éste, que es el equipo de mis amores de toda la vida. El sueño lo sigo viviendo y, poco a poco, se fue convirtiendo en una meta. Mis papás estudiaron en la UNAM, nací para jugar, en algún punto de mi carrera, en este equipo y sigo soñando despierto”, apunta.
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Cinco años después, Alan Mozo es ovacionado cada 15 días en el Estadio Olímpico Universitario y sus pasos son dados con mayor firmeza; sin embargo, su esencia es la misma y su identidad está intacta.
“Soy muy distinto en muchas facetas de mi vida, no sólo en la futbolística. He enfrentado muchas cosas dentro y fuera de la cancha que me han marcado y que me han ayudado a mejorar en mi comportamiento, en cuanto a mis metas, a cómo mejorar mis centros, si hablo dentro de la
cancha. He cambiado mucho, sin dejar a un lado el mismo niño que quiere destacar”, expone.
Alan Mozo y la Selección Mexicana
Con 25 años cumplidos y pese a no ser un habitual en la Selección Mexicana, el zaguero se sabe maduro y parece haber encontrado el clímax de su futbol. Fiel a sus principios, se aleja de las zonas de confort, porque es en las condiciones más complejas donde ha brillado con mayor intensidad.
“Yo creo que estoy en el mejor momento de mi carrera, tuve que experimentar cosas no muy agradables y yo creo que mi carrera se basa en sobreponerme a la adversidad. No fui a unos Juegos Olímpicos y mis compañeros ganaron una medalla; he recibido golpes duros que me han forjado a quien soy hoy”, sostiene.
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Mozo es el único futbolista de los Pumas que se mantiene en el club desde la última vez que se impusieron a las Chivas en la Perla Tapatía (Jornada 12 del Apertura 2018) y, apoyado en sus propias andanzas, proclama: “Sé lo que es vencerlos, es un lindo equipo que me encanta enfrentar y, sobre todo, ganarles”.
Como en el día de su debut, Mozo saltará al césped con la confianza de que Román y Paty, los únicos que le aplaudían cuando portaba el ‘310’, estarán ahí, en la grada, coreando su apellido, pero al unísono, porque alguno más se les unirá.