Londres, Inglaterra. ¡Algo inesperado! El equipo del Everton superó al líder Arsenal que desde el mes de septiembre del año pasado no conocía la derrota en partido de la Premier League.
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No era el Manchester City. Ni tampoco el Manchester United. Ni el Newcastle. Ni siquiera el Tottenham. Ni el Everton de otros tiempos. Era un Everton en crisis. Penúltimo de la clasificación al inicio de la jornada, el equipo que hace una decena de días despidió a Frank Lampard por los resultados ha renacido con Sean Dyche. En una semana.
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Un Everton que nada más había sumado 15 de los 60 puntos anteriores por los que había competido, que atravesaba el precipicio que suponían ocho encuentros consecutivos sin ganar, había perdido seis de sus últimos siete partidos de la ‘Premier’ antes de recibir al Arsenal.
Aún son cinco puntos más en los mismos 20 partidos que el Manchester City, y aún es el primero de la tabla con el aval que significa que no haya perdido más que diez puntos de los 60 por los que ha jugado en esta temporada, pero el aspecto del Arsenal sobrenatural de todo el recorrido anterior ya no asusta tanto. Ya no parece inabordable. Ya no es imparable.
El gol de la victoria del Everton
Al borde de la hora de partido, el Everton dinamitó el duelo. La primera jugada como futbolistas del Arsenal de Jorginho y Trossard, fichajes invernales, fue el gol en contra, del que no tuvieron nada que ver, pero que los propuso ante un desafío inmediato. El cabezazo de James Tarkowski, superior a Odegaard, su marcador, a la caza del saque de esquina, sin ocasión para el arquero Ramsdale para colocarla dentro del arco, entre la apoteosis de la afición local.
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El 1-0. Una prueba de fuego para el Arsenal, que, instante a instante, en cuanto asumió el golpe, relanzó su ofensiva sobre la portería del Everton, más vertiginoso, más desbordante por las bandas, más presente en el campo contrario y en el área rival, pero también sin tino en el remate, sin su caudal más habitual de ocasiones y sin puntos contra el Everton, que reabre el debate sobre un líder que hasta ahora parecía incuestionable.