Doha, Qatar. El encuentro entre las selecciones de Argentina y México, que acabó con victoria para la escuadra sudamericana gracias a los goles del astro del París Saint-Germain (PSG) Lionel Messi y Enzo Fernández, registró lleno en el estadio de Lusail, con 88.966 espectadores en las gradas, siendo el encuentro con más asistencia en una Copa del Mundo desde la final de Estados Unidos en 1994.
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Aquel 17 de julio en el que las selecciones de Brasil e Italia se enfrentaron en el Rose Bowl de Los Ángeles (California, Estados Unidos) reunió a 94,194 espectadores, que presenciaron cómo Brasil se hacía con su cuarta Copa del Mundo tras vencer a los italianos en los penaltis (3-2) después del empate sin goles.
Messi reconoce que había presión en Argentina
Por otra parte, Lionel Messi reconoció la presión que sentía el plantel de Argentina tras la derrota frente Arabia Saudí y la relevancia que tenía el encuentro ante México que consiguieron ganar para recuperar sus opciones en Qatar 2022.
Elegido el mejor jugador del partido, Messi reconoció que los jugadores deseaban la llegada de este partido para desquitarse.
“Estábamos con mucha bronca por la derrota de Arabia. Los días se hicieron largos y queríamos que llegara el partido. Sabíamos que era un partido límite y que con una victoria nos volvíamos a acomodar en el torneo. Fue un descargo para el vestuario y una alegría porque volvemos a depender de nosotros”, dijo Messi.
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“El primer tiempo fue difícil por la situación y la necesidad, no encontrábamos los espacios. Era normal por la situación y lo que nos jugábamos. Luego lo conseguimos. Posesiones largas y espacios entre líneas. Con el gol el partido cambió porque la situación te lleva a defender el resultado. Era un partido que había que sacar adelante. Ahora afrontamos el partido con Polonia de otra manera”, añadió el capitán de Argentina.