El América tenía todo bajo control, pero una expulsión en la segunda mitad y las decisiones tomadas por Fernando Ortiz en los cambios, encaminaron el hito que necesitaba el conjunto dirigido por Veljko Paunovic. El Guadalajara nunca se rindió. Esto es lo que aprendimos del triunfo de las Chivas en el Estadio Azteca y su pase a la Gran Final.
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Álvaro Fidalgo fue parte fundamental del milagro rojiblanco
No se veía por dónde el Guadalajara pudiera anotar dos goles en el segundo tiempo y con media hora restante en el reloj. Pero Álvaro Fidalgo se equivocó en una zona intrascendente y regaló su expulsión al 64'. Esto dio un segundo aire a un equipo de Paunovic que había sido tibio y que no encontraba claridad en el ataque.
Las Chivas, sin embargo, nunca se sintieron derrotadas. Atacaron y les anularon un tanto por una falta muy poco inteligente del Pocho Guzmán dentro del área. Parecía ser el último clavo al ataúd tapatío, pero una joya de Alan Mozo y un cabezazo dentro del área de Jesús Orozco ya cuando el América era absolutamente disfuncional, concretaron el Aztecazo.
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Fernando Ortiz deberá asumir su responsabilidad
No recuerdo la última vez que vimos al América encerrado en su área en la cancha del Estadio Azteca. Hoy, sin dar un gran partido, el Guadalajara asfixió al club crema en la última media hora por dos principales razones: la expulsión de Fidalgo y los erráticos movimientos de Fernando Ortiz.
El DT a todos sus atacantes titulares y únicamente dejó a Roger Martínez, que entró de cambio, al frente. El plan no sonaba descabellado tomando en cuenta que las Chivas no encontraban lucidez al acercarse a la portería de Malagón. Sin embargo, las determinaciones desde el banquillo terminaron quitándole el oxígeno al América, que aún teniendo más de 10 minutos para anotar gol y resarcir los daños, no pudo generar una sola jugada de peligro y el equipo era un desastre en todas las líneas. El América no es un club hecho para encerrarse en su propia área.
Las Chivas son especialistas en revivir de las cenizas
No es la primera vez en el torneo que la mejor arma del Guadalajara es su actitud. Desde la banca hasta el once que está dentro de la cancha, hay una intensidad contagiante en este equipo. Esto se refleja en muchos sentidos dentro de un campo de juego.
Las Chivas son un equipo muy complicado de vencer porque aunque estén contra las cuerdas constantemente encuentran alguna manera de salir del problema. Lo demostraron en el torneo regular. Al inicio del torneo era un equipo que conseguía resultados más con base en su actitud que en su buen futbol. Hoy su futbol ha mejorado y su energía sigue siendo sobresaliente. El Rebaño es un digno finalista.
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Chivas también deberá ser más inteligente en la Final
Las Chivas sufrieron amonestaciones en posiciones cruciales. Briseño, Sepúlveda, González y Beltrán fueron pintados de amarillo de forma innecesaria y en momentos de juego tempraneros. Esto pesa en el estilo de juego de un equipo. Se pierde intensidad y hay menos posibilidades de arriesgar.
En otra jugada, Víctor Guzmán cometió una falta en el área rival en medio de una serie de jaloneos con Sebastián Cáceres. El revisar esto en el VAR el árbitro quitó a las Chivas el gol que en ese momento significaba el 1-2. Urge que Chivas trabaje en su manejo de partido.