Lo que aprendimos de la victoria en penaltis del Real Madrid en Manchester

Después de otra edición de 180 minutos de Champions League vibrante, en donde se han enfrentado dos de los equipos más ofensivos y con mejor manejo de pelota en la actualidad, podemos decir que el Real Madrid vs Manchester City es un clásico de la Copa de Europa. Un duelo que nunca deja para desear, que cambia súbitamente de un minuto a otro, y que tiene a los aficionados al filo de la butaca. Esto es lo que aprendimos...

Carlo Ancelotti era consciente de que esos tiempos en los que el Real Madrid era el único equipo en la cancha, ya terminaron. Su plantilla es veterana y se enfrentó quizás a uno de los escenarios más espinosos de la actualidad, el Etihad Stadium, la casa de el equipo que mejor juega al futbol desde la llegada de Pep Guardiola.

Pero el Madrid asumió su rol, lo aceptó y lo trabajó en cada jugada. Cada minuto que pasaba, el City, amo y señor del partido desde el gol del Madrid, se desesperaba un poquito más, mientras el equipo blanco, vestido de negro para este partido, dejó de sentirse asfixiado a pesar de nunca tener la pelota en los pies. Mérito para Ancelotti, que no hizo ningún cambio su aferrado once, sino hasta el minuto 78, que ingresó Modric ya con el 1-1 en el tablero. Y el croata fue vital para que el club merengue retomara algo de protagonismo en el ataque.

Así se fue diluyendo el tiempo, y las posibilidades de los ciudadanos.

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Andriy Lunin, portero del Madrid, se equivocó en el partido de ida en el primer gol del Manchester City. Colocó mal su barrera y además atajó de forma equívoca en ese gol de tiro libre de Bernardo.

Pero en Manchester retomó su romance con la pelota. El ucraniano tenía un imán en los guantes, y a pesar de que muchos de los disparos del equipo local fueron a su ubicación, era muy sencillo soltar el cuero y otorgar rebotes. Siempre se mostró seguro y fue factor importantísimo para mandar a su equipo moribundo, pero aún con vida, a la tanda de penales.

Desde los once pasos Lunin tapó dos disparos, no se le puede pedir más. Es así de sencillo: Lunin instaló al Madrid en una semifinal más de la Copa de Europa.

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El Manchester City tuvo demasiado tiempo la pelota. El 68%. Tuvo más del cuádruple de disparos que el equipo merengue. El triple de remates a puerta. 18 tiros de esquina, por sólo uno del Madrid, que llegó en la prórroga. Y ni así encontró claridad al frente.

Claro. Olía a peligro cada vez que el City tenía la pelota en los linderos del área de Lunin. Pero los merengues eliminaron a Erling Haaland, y el City no encontró remate claro a portería.

El equipo de Pep Guardiola cansó al de Ancelotti, y es un milagro que no lo haya sentenciado en el tiempo regular. Le faltó creatividad al cuadro local, ante un Madrid que supo defenderse y que se partió el alma en la cancha para sacar el resultado en lo que para muchos ha sido la final adelantada.