Después de que la UNIC pudiera dar con el “Señor de las Copias”, un nuevo caso llamó su atención.
La ciudad fue sacudida por una serie de horripilantes asesinatos, donde las cabezas de las víctimas eran utilizadas para crear macetas de bambú. El caso, uno de los más grotescos en la historia reciente, fue resuelto por la Unidad de Investigación Criminal (UNIC), liderada por el Capitán Eligio Enciso.
El macabro creador de estas macetas, conocido como “El Macetero”, fue finalmente identificado como Emilio, un ex empleado de la innovadora empresa de tecnología Datacorp. La investigación reveló que las víctimas de Emilio eran empleados de dicha empresa.
El equipo de la UNIC, compuesto por los detectives Ariel Aragón, Bruno Barraza, Ricardo Romero, alias “El Recio”, Sofía Salabeth y la especialista en informática Guadalupe González, se enfrentó a una maraña de pistas que los llevó a descubrir la verdad. La forense Marieta Martínez fue crucial en la identificación de las víctimas y en proporcionar pistas valiosas.
CONFLICTOS EN LA UNIC
La investigación inicial se complicó debido a teorías divergentes dentro del equipo. Guadalupe González, quien había trabajado para Datacorp en el pasado, sospechaba que la competencia de la empresa estaba detrás de los crímenes. Por otro lado, Ariel Aragón creía que el asesino era un fanático defensor de la naturaleza.
Esta división creó una competencia entre ambas investigadoras, añadiendo tensión al caso. Mientras tanto, Ricardo Romero, “El Recio”, expresaba su frustración por estar alejado de la acción directa, aunque su trabajo de investigación resultó fundamental para avanzar en el caso.
La UNIC llevó a cabo una serie de interrogatorios, incluyendo a un CEO de Datacorp y varios empleados de IT, así como a un grupo de chicas anarco-ecologistas. Estas entrevistas condujeron al equipo a Emilio, un antiguo empleado de Datacorp que había sido despedido debido a su fanatismo hacia la naturaleza.
UN SECUESTRO LO VOLVIÓ PERSONAL PARA LA UNIC
El caso tomó un giro personal y peligroso cuando Emilio secuestró a Guadalupe González, apuntándola como su próxima víctima en su demente cruzada de “purificación”. La UNIC, determinada a no permitir más muertes, se movilizó rápidamente para rescatar a su compañera.
Finalmente, dieron con Emilio y lograron salvar a Guadalupe, poniendo fin a su aterradora serie de crímenes. Emilio defendió vehementemente su ideología, argumentando que la tecnología había causado un daño irreparable al mundo. Sin embargo, los detectives le refutaron, dejándole claro que el fin no justifica los medios.
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