En el desgarrador capítulo 13 de No Soy un Robot, la verdad emerge como un destello abrupto en medio de la calma, destrozando el delicado equilibrio de los corazones de Min Kyu y Ji Ah. Lo que parecía una historia de amor genuino se deshace en mil pedazos, cuando Min Kyu descubre la terrible mentira que se ocultaba tras la fachada de su amada. La revelación del collar de su madre, en manos de Ji Ah, lo sumerge en una angustia imparable. Su alergia, aquella condición que había sido controlada, vuelve con fuerza devastadora, llevándolo al borde del colapso. El cuerpo de Min Kyu, como un circuito roto, se ve afectado por el dolor físico, pero el daño más profundo se encuentra en su corazón.
Ji Ah, consumida por el arrepentimiento, se enfrenta a la dura realidad de que su amor no puede reparar el daño causado. Su alma, cargada de tristeza, busca una forma de acercarse, de sanar el corazón roto de Min Kyu, pero la barrera de su rechazo es impenetrable. En su intento desesperado por demostrar su amor, le cocina, ofreciendo lo poco que puede dar, pero solo recibe desprecio.
Min Kyu, entre lágrimas de ira y confusión, le pide que se aleje de su vida. Las palabras que destrozan a Ji Ah son como puñales, desgarrando todo lo que una vez fue. Los recuerdos compartidos, que alguna vez fueron dulces, ahora se convierten en sombras de dolor, aterradoras en su pureza. El choque emocional es tan fuerte que, en un arranque de desesperación, Min Kyu rompe un vaso, y Ji Ah, herida no solo físicamente, sino profundamente en su ser, se ve obligada a marcharse con el alma hecha trizas.
Es una historia de amor y traición, de pasión y sufrimiento, en la que los corazones de los personajes se ven quebrados, tal como un sistema robótico que no puede reparar su propio código.