Aunque cada persona usa tácticas particulares para conquistar a la pareja, son el resultado de la selección del compañero sexual que se ha dado desde nuestros ancestros, y tiene semejanzas con los rituales de cortejo y apareamiento que efectúan las especies animales.
EL cuerpo es la mejor arma para expresar el deseo de estar con alguien y mostrarnos atractivos, cuando hombres y mujeres entran a un sitio de conquista suelen delimitar su territorio e iniciar el coqueteo, igual que una hembra, la fémina se hace notar, levanta sus hombros, ve con atención, sonríe, arquea la espalda, ladea la cabeza y desvía la mirada.
Algunos animales como la tortuga, usan también su cabeza para el cortejo estirándola, el varón a su vez se estira para parecer más alto, y saca el pecho para denotar superioridad, este último rasgo lo hacen además el gorila, el bacalao, la víbora, la paloma y el sapo.
La vista es otro valioso recurso, en las personas el cruce de miradas por segundos dispara emociones en una parte primitiva del cerebro, provocando interés o rechazo, y esa mirada se usa para el coito.
Por otra parte los chimpancés pigmeos y mandriles se ven a los ojos antes de aparearse, luego viene la sonrisa, cuando es abierta demuestra fascinación, los monos la usan en el cortejo al igual que los sonidos.
Durante la seducción la voz humana es suave, con frases cortas, en los animales los sonidos son básicos como el canto de las ballenas que emiten los machos durante el periodo de celo.
Y el tacto es el sello importante de la conquista, es el líder de los sentidos ya que la piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, y los animales también se tocan, los gatos y los chimpancés se lamen, y las ballenas se frotan.
Cuando dos seres se relacionan, establecen una sincronía de movimientos al mismo ritmo, en animales se practican rituales rítmicos como celebración antes del apareamiento. Los cisnes en pareja realizan un baile y sus cuellos se unen formando un corazón. Lindo ¿verdad?
¡Difícil de Creer!