Existen múltiples versiones sobre el origen de las piñatas, una de ellas menciona que provienen de China. Sin importar su origen, en la actualidad se trata de las figuras más coloridas de las posadas.
Se considera que el mercader y viajero Marco Polo las llevó a Italia para usarse en las festividades de la cuaresma. Luego, los misioneros agustinos trajeron las piñatas a México, para emplearse “en un elemento con sentido religioso”.
La historia de las coloridas figuras en las posadas, también hace referencia a los mayas y aztecas, quienes practicaban un juego en el que quebraban una olla de barro que colgaba de una especie de cuerda, según la SRE.
“Se trataba de vasijas y esculturas de arcilla huecas con la forma de sus dioses, rellenas de grano o frutos. Éstas últimas se rompían durante celebraciones y festividades religiosas, para representar la abundancia y agradecer los favores concedidos por las diferentes deidades”, añadió.
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— IDEAL Spanish Mexico (@IdealSpanishMex) December 7, 2021
Llega la piñata moderna
Luego de la llegada de los evangelizadores apareció la piñata moderna en 1586, el Papa Sixto V autorizó que los frailes agustinos celebraran las “misas de aguinaldo” en el convento de Acolman, Estado de México, antes de la Navidad.
Fue ahí donde los frailes introdujeron la piñata en forma de estrella con siete picos, cada uno recordando los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Lo colores brillantes de las piñatas representaban la tentación, los dulces y fruta en su interior simbolizaban las riquezas del reino de los cielos.
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