Conoce la leyenda de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

La leyenda del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl es una de las más populares en México. Conoce de qué va esta historia de amor y dolor.

Por: Gabriela Reyes | TV Azteca Digital
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Gracias a la reciente actividad del volcán Popocatépetl muchos temas de conversación han vuelto a salir a la luz, al parecer este gigante ha traído la atención de muchas personas alrededor del mundo y uno de esos tópicos tiene que ser la asombrosa leyenda que hay detrás del Popocatépetl y el volcán Iztaccíhuatl, así que si tú eres uno de los que no conoce esta historia pues ponte cómodo porque aquí la podrás encontrar.

¿Qué dice la leyenda de los volcanes?

Se dice que estos dos volcanes representan a dos enamorados, una doncella llamada Iztaccíhuatl y un joven guerrero llamado Popocatépetl, ambos eran tlaxcaltecas. Para los ojos de Popo, Iztaccíhuatl era la mujer más bella que había visto jamás y ella no dudó en corresponder ese amor, pues Popocatépetl era el guerrero más valioso que tenían, era valiente y aguerrido.

Pronto, Popo decidió casarse con Izta, así que fue con el cacique para contarle los planes que tenían juntos, planes que el líder rápidamente aprobó pero Popocatépetl tenía una sola condición que tenía que cumplir para que su amor con Izta se llevara a cabo: tenía que regresar a salvo de la guerra, pues los tlaxcaltecas se encontraban en un pleito que parecía que jamás acabaría con los aztecas.

Esa condición la aceptó Popo sin renegar, tenía confianza en que volvería más que victorioso de la batalla. Un día, llega a los oídos de Izta que su amado había muerto, pues el rumor lo había comenzado a esparcir un rival azteca que quería ganar la batalla contra ellos a cualquier costo.

Por la noticia, Iztaccíhuatl comenzó a sentirse mal, sumida en la pena y en la tristeza, poco a poco comenzó a decaer hasta que un día simplemente falleció. Sin embargo, las cosas no habían terminado ahí, pues tiempo después regresa Popo, lleno de gloria al haber vencido a sus enemigos.

Pero esa gloria y dicha rápidamente se terminó, pues se enteró de que su amada había dejado de vivir a causa de la mentira que se creyó. Abatido por la tristeza, vagó por las calles en busca de algún consuelo, ya que quería honrar el amor que se tuvieron pero no encontraba la forma adecuada.

Rápidamente ordenó que se amontonaran 10 cerros para elevar una enorme montaña en donde su amada pudiera yacer en paz, cuando esta fue construída tomó el cuerpo de Izta y se lo llevó con él a la cima, en donde se quedó a velar su sueño eterno. Pasaron los años y la nieve terminó por cubrir los cuerpos de los amantes, que después mucho después se convertirían en dos volcanes.

Se dice que ahora cada que el guerrero tlaxcalteca Popocatépetl se acuerda de su amada Iztaccíhuatl, su corazón comienza a latir, y es ahí en donde las fumarolas de humo comienzan a salir, en honor a la pasión y al amor eterno que tendrá por su amada Izta.

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